miércoles, 18 de febrero de 2015

LAS ARDENAS CON LA INFANTERIA II

ocupó la Thompson de Eritz. Uno de los míos quedó herido en tierra de nadie, gimiendo y girando en la nieve. Volvieron a la carga. Salieron de los arbustos de la derecha con esa maldita arma escupiendo disparos sin cesar.  Una bala  me rozó la cara y le dio a Eritz en el hombro. Apretó los dientes y continuò con el fuego regular. Xavier tuvo que cambiar el cargador de la Thompson. Mientras lo hacía, Aitite sacó su arma y cazó a uno de los atacantes justo cuando pasaba de árbol a árbol. Pareció que lo golpeaba un puño invisible, chocó contra un árbol y se desplomó. Noté un disparo cercano y una bala golpeó en mi casco sin agujerearlo. Sorprendido miré en derredor y vi que el autor del disparo era el alemán herido. Será mamón. Le hice un gesto a Xavier. Cogió una de las granadas y prácticamente la hizo rodar hasta el alemán. La granada explotó y ya no hubo más alemán.  Desde uno peñascos, unos alemanes resguardecidos estaban haciendo un escarnio con esas nuevas armas. Eritz me dijo que le cubriera. Movimos la Browning unos metros a la izquierda y la asentamos. Cambiamos el cargador y empezamos la música sobre el peñasco. Uno de los alemanes trató de sacar el brazo pero se lo rebané limpiamente. Otro intentó atisbar por encima pero lo obligué a agacharse cuando mi ráfaga levantó esquirlas de roca junto a su cara. Eso lo aprovechó Eritz para acercarse. Se pegó al peñasco y lanzó una granada por encima. Antes de que explotara salieron corriendo tres. Presa fácil. Un leve giro de cañón y acabaron por los suelos con varias balas incrustadas en el cuerpo. Tras la detonación, Eritz se asomó y nos hizo un gesto de kaput. No se  veían mas alemanes así que habían desistido. Salí del hoyo y recogí una de esas endiabladas armas.la examiné atentamente. Ésta era un arma de calibre 7.92, con un selector de disparo que permitía cambiar entre modo totalmente automático o modo semiautomático, por lo que podía utilizarse como un fusil de precisión de un solo disparo, o como una eficiente ametralladora de asalto de gran precisión, daño y velocidad. Un arma verdaderamente útil. Así que me guardé una, recogí todos los cargadores que pude y me agencié otra de repuesto. Sin embargo en los días sucesivos tuvimos mucho  combates y gasté toda la munición aunque me guardé una como recuerdo. Ya tenía una Luger y esta cosa. Uno de los días estábamos fumando tratando de calentarnos. Teníamos poca ropa de abrigo y los aviones de suministros no podían volar por la nieve que caía. De repente, el fuerte silbido de artillería nos hizo correr a los hoyos de tirador. Saltamos y nos dejamos caer como pudimos pero a algunos les alcanzaron. De reojo vi como un proyectil caía en medio del cabo Jagoba y de Unax, que volaron en pedazos. Oí gritos y llamadas al sanitario. Me asomé. Cristopher estaba en el suelo arrastrándose . Le hice gestos para que se acercara pero cuando solo llevaba un par de metros otro proyectil cayó tras él. Su cabeza voló por encima mío llenándome de sangre. Me obligué a no pensar en ello porque pronto vendrían los klaus. La artillería cesó y coloqué la Browning en posición. Nos limpiamos la nieve y tierra de encima y aguardamos. Un francotirador disparó pero no nos dio. Aitite respondió pero sin saber exactamente donde estaba. De pronto apareció un Tiger entre la nieve acompañado de infantería. Eso eran palabras mayores. Pedí por radio un cazacarros. Y rápido. No abrí fuego para no delatar nuestra posición. Cosa que si hicieron desde la derecha. La torreta se giró y abrió fuego. El pozo desapareció en la explosión. Uno de los nuestros , que había podido salir antes del disparo, se levantó tambaleándose e intentó escapar. Dos alemanes no lo permitieron. A pesar de que disparé mi ametralladora, no logré darles y remataron al herido. Se giraron hacia nosotros. A la izquierda aparecieron dos cazacarros Hellcat. El Tiger se tenía que ocupar de ellos y desprotegió a su infantería. Aitite y Eritz dispararon sus armas. Uno de los alemanes cayó con el pecho atravesado y el otro fue herido en el brazo. Yo me ocupé de los que estaban detrás del tanque. Mis balas repiquetearon en el Tiger que no las notó pero obligaron a  sus compañeros a resguardarse más. La lucha del tanque y los cazacarros se desplazó hacia la izquierda. Un disparo del Hellcat convenció a los alemanes de que estar con el tanque quizás no fuera buena idea. Echaron a correr buscando protección y esa fue mi oportunidad. Apreté el gatillo. Los dos primeros me pillaron de improviso y no pude acertarles pero los tres que fueron después no tuvieron esa suerte. Mi Browning los abatió en plena carrera con ráfagas a la altura del pecho. Mientras vigilaba a los escabuídos,  de la parte derecha aparecieron tres alemanes. Eritz reaccionó con rapidez y mató al primero con un tiro en los ojos, pero el segundo lanzó una granada dentro de nuestro pozo. Salimos a la carrera. Desenfundé  el colt mientras saltaba fuera y antes de caer disparé al segundo dos tiros en el pecho. Chocó con el que iba detrás. La granada explotó. Xabier disparó al tercero y le dio en la pierna. Surgieron dos más. Aitite, Eritz y Xabier abrieron fuego a la vez. Mataron a dos de ellos. El tercero disparó sobre mí. Sentí un aguijonazo en la frente. El herido sobre Xabier que recibió un disparo en el codo que le hizo soltar el arma. Rodé sobre mi mismo hurtando mi cuerpo a las balas, disparando sin cesar. El herido cayó con un balazo entre los ojos. El otro fue abatido por Aitite que recibió disparos de otro pelotón que cargaba. Descargué el colt a base de disparos y solo pude herir a uno en la pierna. Aitite y Eritz se metieron en el agujero de la granada y dispararon. Mataron a los tres primeros pero los demás se quedaron detrás del peñasco. Tiraron una granada, la pude coger al vuelo y la envié con un gancho por encima del peñasco pero explotó antes de que cayera al otro lado. Nuevos disparos. Me acerqué a Xabier para protegerlo y coger su arma. Me tumbé a su lado. De repente un obús reventó el peñasco, lanzó sus pedazos por el aire y con ellos a los alemanes parapetados. Uno de los Hellcat. Habían acabado con el Tiger y nos había ayudado. El Tiger tenía dos impactos en el lateral y en la escotilla, su comandante estaba muerto con una herida en la cabeza. No venían más. Otro asalto que habíamos salvado. Me levanté, pedí un sanitario para Xabier y le examiné la herida. No era mala pero si dolorosa. Se acercaron Aitite y Eritz que tenía sangre en el tobillo. Me señaló la frente y noté que tenía un profundo tajo sangrando. Nos acomodamos y dejamos que el sanitario nos curaba. Ninguno de nosotros quiso irse a retaguardia. Además en pocos días no hubo retaguardia. Los alemanes nos rodearon por completo y cercaron Bastogne. El 22 estábamos en nuestro puesto. Yo tenía una fea herida en la frente y un catarro explosivo que me hacía toser como un oso. Aitite tenía fiebre, Eritz una gran congestión nasal y el tobillo dolorido mientras que Xabier, aparte de la herida en el codo tenía un moratón en el pómulo y sufría de congelaciones en los pies por las bajas temperaturas. Estábamos ojo avizor cuando vimos llegar a un grupo de alemanes. Pero con bandera blanca. Se acercaron y como sabía alemán hablé con ellos. Llevaban una nota del comandante alemán, teniente general Heinrich Freiherr von Lüttwitz, para la rendición de Bastogne. Se lo traduje a Eritz y este lo llevó a presencia del general de brigada Anthony McAuliffe, que actuaba como comandante de la 101.ª Aerotransportada. A la hora volvieron y los alemanes se fueron a sus líneas, visiblemente enfadados. Le pregunté a Eritz. Me dijo que era un ultimatum para que nos rindiésemos. Nos quedamos expectantes esperando que había respondido el general. Eritz sonrió y los ojos le brillaron tras las gafas.
- El general ha dicho, rendirnos?? tonterías!!!, vete a la mierda!!!!.Nos carcajeamos un buen rato y nos elevó la moral para afrontar sucesivos combates. Cuatro días más tarde aún seguíamos resistiendo. Habíamos cambiado de pozo de tirador para cerrar una brecha en la líneas. El tiempo se aclaró y pudimos recibir suministros, principalmente munición. Junto a nosotros se encontraba un grupo de hombres con bazooka y detrás nuestro 2 cazacarros del 705 batallón. La consabida lluvia de artillería señaló el preludio del ataque. Nos encogimos y esperamos a que pasara. Cayeron cerca. En el hoyo cercano, un obús impactó en el centro y pedazos de hombres saltaron por los aires. El estruendo era ensordecedor. Muchos gritos. Sanitarios corriendo de hoyo en hoyo. A uno que iba por delante del nuestro le golpeó una esquirla en el cuello y lo derrumbó. Salí a por él. Las bombas caían. La fuerza expansiva de una me hizo tropezar. Llegué hasta donde el médico. Lo cogí por el hombro y lo cargué encima mío. Sangraba muchísimo y trataba de contener la hemorragia.  Un obús cayó en otro hoyo volatilizando a todos. Tras de mí el inconfundible sonido de tanques. Eritz tenía la Browning con Xabier así que cogí una Thompson. Aparecieron 2 Tiger y un Sturz. Los Hellcat se movieron. Gracias a su rapidez despacharon el autopropulsado sin problemas pero uno de los Tiger reventó al líder y su numeral corrió la misma suerte cuando un panzerfasut, de detrás de un árbol, le atravesó el suave blindaje lateral. Un disparo de bazooka a quemarropa destrozó a uno de los Tiger. Me cargué de granadas y a por el Tiger porque la MG34 del blindado mató a dos del grupo del bazooka. Eché cuerpo a tierra. Me arrastré fuera del campo de visión del Tiger. Cuando giró la torreta me acerqué por detrás. Le eché tres granadas encima del depósito de combustible  y el Tiger saltó por los aires. Cogí la Thompson y disparé hacia el grupo de alemanes. Pude pillarlos por sorpresa con el tanque en llamas como escudo. Mis primeros disparos mataron a dos con impactos en la cadera. Un tercero intentó responder pero salió catapultado hacia atrás cuando le agujereé el cráneo. Eritz hizo tronar la Browning. Llegaron más Tiger. Me iban a pasar por encima y estaba sin armas antitanque. Sij embargo varios disparos me sobrevolaron y acabaron  con los primeros tanques. Alrededor nuestro varios Sherman cargaron contra los Tiger y los destrozaron. Los refuerzos habían llegado. El 4º blindado había roto el cerco. Y apareció  Patton . Nos saludó marcialmente y dijo:
- Venimos a liberarlos- Pero Eritz expresó el sentimiento de todos:

- No necesitábamos que nadie nos liberase.

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