viernes, 6 de febrero de 2015

EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA CON LA INFANTERÍA V

No nos dio tiempo ni a saludarnos. Se oyeron disparos y de la espesura apreció un batallón de alemanes. Cogimos una MG42. Con gesto de las cejas pregunté por sus compañeros pero negó con la cabeza así que imaginé que ahora no había compañeros. Eritz sostenía las balas y yo le daba al gatillo. Al principio disparé muy lejos y Eritz arqueó las cejas. Centré la mira y volví a disparar. Los alemanes atravesaban el patio a la carrera. Mis hombres se aprestaban a la defensa pero nosotros teníamos ventaja de posición. Al primero que di recibió las balas en ambas piernas, moví la MG42, el segundo sobre el pecho, mas, otros en la cadera, otros dos les segué la cabeza. De la casa abrieron fuego. Cayeron mas enemigos. Yo seguí a lo mío. Uno con la espalda hecha trizas, otro el hombro y la cabeza. La MG42 rugía pero se estaba calentando y pronto se encasquillería. Vaciamos un cargador. Eritz se giró y cogió otro. Lo metió. Accioné el percutor y empezó de nuevo el baile. Uno en la cabeza, el de detrás en el pecho y un tercero en la mano, brazo y cabeza. Tras este los alemanes se replegaron tras los árboles. Esperamos. Eritz no. Se levantó con cuidado, cargó un mortero, apuntó y bombardeó las posiciones enemigas. De esas posiciones se oyó un panzerfaust que nos pasó por encima. El siguiente disparo destrozó parte de nuestra protección. Dirigí la ametralladora hacia donde salían los proyectiles. Esa zona recibió otro cargador entero. Pero disparé a los árboles. Los trozos de árbol partidos por mis balas se convertían en cuchillos que caían sobre los enemigos. Eritz gritó:
- Intentan rodearnos- Y me señaló un grupo de alemanes que venían por detrás de la posición. Cogió dos MP40, se tocó el casco y se fue. Mi ametralladora se atascó y tuve que arrastrarme hacia la otra. Encima de ella estaba uno de los compañeros de Eritz, con el estómago destrozado.Entre que  llegué, me coloqué la cinta de balas alrededor del cuello y preparé el arma pasaron unos valiosos segundos que los alemanes aprovecharon para acercarse a mi posición. Disparé a los últimos. Uno de ellos en la cara, el de su lado, en el pecho y los dos que pude antes de perder objetivos barridos a la altura del cuello. Se me había colado alguno al pie de la elevación. Oí un silbido y miré hacia la casa. DelaBella  levantó cuatro dedos por cuatro enemigos. Solté la ametralladora y cogí mi colt y una MP40. Y antes de nada dejé caer unas granadas que encontré por ahí para ir abriendo camino. Explotaron pero no supe si hicieron blanco. DelaBella intentó apuntar pero de nuevo cargaron desde el boccage así que tuvo que defenderse de lo que le venía. Me retiré de espaldas y de rodillas hasta apoyarme en uno de los sacos de arena. De reojo vi otro compañero de Eritz, con un balazo en la sien. Volaron dos granadas pero lejos de donde me encontraba. Silencio. De pronto una cabeza. Ráfaga de ametralladora y cabeza que desaparece. Me moví justo a tiempo porque cayeron otras dos granadas. Rodé sobre mi cuerpo y cuando explotaron estaba protegido. Ruido y un alemán sobre mi izquierda. Apoyado sobre mi hombre y con la MP40 de perfil le disparé entre los ojos. Oí que al caer tropezaba con alguien que juraba en alemán. Como una serpiente, me levanté y me tiré por donde había caido el enemigo. Caí sobre uno que estaba enredado con el que había matado. Disparé a centímetros de su cara. Me dejé arrastrar por la pendiente y balas silbaron cerca de mí. Me golpeé con un peñasco y me protegí al otro lado. Disparé sin apuntar y me asomé. No lo veía. Desde la casa, DelaBella me indicaba con el dedo freneticamente . Salí corriendo por el lado contrario. Cuando llegué a la altura del parapeto me eché cuerpo a  tierra. El alemán salió cuidadoso pero no me esperaba. Lo fulminé antes de que me viera. Me volví a guarecer en el refugio y cuando cargaba de nuevo la MG40 ocurrieron dos cosas. Aparecieron tres Tigers en el patio de la granja y Eritz volvió a mi lado. Nos miramos y luego miramos el Flak. Busqué la munición y cuando la encontré cargué un proyectil del 88. Mientras tanto, Eritz giraba la manivela de dirección con presteza. Lo dirigió contra el primero de los Tigers. Estos dispararon contra la casa. Nuestro Flak rugió y nos llenó de humo. De inmediato oimos la explosión. Impacto directo y tanque por los aires. Cogí otro proyectil. Eritz miraba por el visor buscando un nuevo blanco. Los tanques nos buscaban. Sus torretas estaban moviéndose. Cargué y Eritz disparó. Pero no lo paró. Le dió en la parte lateral. Otro proyectil metido y movimos ligeramente el cañón. Rápido rápido. Mirada por visor y disparo. Impacto. Dos menos. Pero el tercero nos había localizado. Soltamos el Flak y nos lanzamos por encima de los sacos de protección. Disparo del Tiger y explosión tremenda. Nos habíamos quedado sin parapeto y sin protección. Detrás del tanque venían varios soldados de la Wermacht con las ametralladoras listas. Bajamos resbalando por la pendiente hasta los árboles. Me golpeé el pecho contra el árbol pero tenía protección. El tanque se había olvidado de nosotros pero no los soldados que se acercaban. En otro árbol cerca de mi estaba Eritz. Le hice un gesto. Primero yo. Hice la cuenta atrás con  los dedos y salí empuñando la MP40. Conseguí sorprender cuatro que antes de que se pudieran esconder recibieron las ráfagas de la ametralladora. Pude ver que dos caían pero antes de ver nada mas, los de detrás dispararon y me tuve que esconder. Eritz preparó su carabina M1 y también hizo la cuenta atrás pero se asomó de rodillas. Uno, dos, tres disparos y se metió. Oí gritos y explosión. Le pregunté con el pulgar cuantos. Me miró, sonrió y me levantó cuatro dedos. Como que cuatro??, me arriesgué y me asomé. El muy pendejo le había dado a uno que iba con el lanzallamas y la explosión había matado a dos. Vi que salía él y disparamos los dos. La explosión del tanque de combustible había despistado a los hombres y fueron presa fácil. Yo me encargué de la derecha, matando a dos en la cabeza, un tercero en el cuello y uno que trataba de esconderse en cadera y hombro. Por parte de Eritz también cayó alguno más. Nos quedamos expectantes por si acaso. Tres bajaban corriendo hacia la protección de sus compañeros. De repente, dos fueron abatidos en plena carrera. El último tropezó y terminó arrastrándose hacia donde estaban los restantes soldados alemanes. Eritz y yo nos miramos preguntándonos de donde carajo habían salido disparos. De la casa no, imposible. En ello estábamos cuando un alemán fue abatido por un tiro en el cuello. Le señalé a Eritz los árboles. Un francotirador estaba subido a uno de ellos y estaba machacando  a los boches. Y sonó de nuevo un disparo. Un boche que estaba subido en la parte trasera lo recibió en la cabeza y se desparramó. Pude distinguir el sonido. Un Lee-Enfield 4. Nuestro amigo desconocido era un británico. Los alemanes montaron dos morteros y el tanque siguió adelante, hacia la casa, disparando dos proyectiles que destrozaron la pared superior y lanzando ladrillos en todas las direcciones. No podía pensar en los hombres de la casa. Si el equipo de Mesi no respondía con sus bazookas sería por algo pero había que destruir el tanque. Y acabar con los morteros que en  cuanto estuvieron colocados empezaron a escupir granadas de fragmentación. Fuimos de árbol en árbol acercándonos. El francotirador volvió a disparar e hirió a uno de los operarios de los morteros. Eritz lanzó una granada. Esta trazó un arco en el cielo y cayó cerca de los morteros. Explotó y aproveché para situarme con opciones de tiro, tras unos tupidos setos. El tanque rotó su torreta y disparó entre los árboles. Desde mi posición vi a Eritz, estaba bien y trataba de bajar por el otro lado. Observé movimiento en el tanque hacia la casa. La parte frontal del Tiger recibió un impacto de bazooka. Ahí estaban los chicos de Mesi. El tanque respondió. Tenía abollado el chasis pero seguía operativo. Alemanes corriendo.  Salí de mi escondrijo y disparé hasta agotar el cargador. Maté a dos epro estaban prácticamente desarmado. Solo me quedaba el colt. Cuatro balas y los cargadores de repuesto. La Luger estaba en el cinto pero sin balas. Agucé el oído. Repté hacia atrás y me metía en un hoyo de alguna explosión. Salieron tres alemanes disparando donde había estado instantes antes. Estaba preparado. Un tiro entre los ojos, otro en la cara al de al lado y cuando me disponía a abatir el tercero, le volaron la cabeza. Mi amigo británico. Me arrastré sobre mis codos y cogí dos MP40 y cuatro cargadores para mi Luger. Corrí agachado para acercarme al tanque. Algo había que hacer. Llegué a un pequeño murete. Me asomé y vi el Tiger quieto. Su artillero se puso a los mandos de la 7.62 dispuesto a ametrallar la casa. Antes de que lo hiciera le metí una bala de su compatriota Luger en la cabeza. Los soldados que iban detrás mio me vieron. Estaba listo. Otra salió a la torreta y lo mató el fracotirador. Me lanzaron granadas, corrí diez pasos y me tiré al suelo. Detonaron tras de mí y me aturdieron. Si no me despejaba era hombre muerto. Meneé la cabeza. Estaba de rodillas buscando mis armas cuando la tierra se estremeció. Me senté mareado. Aún así puede distinguir como el Tiger giraba su torreta pero hacia el lado contrario. Entre el boccage pude ver a nuestro tanque salir al patio y disparar contra el Tiger. El proyectil explotó y reventó la torreta. Cargaron de nuevo y esta vez, el Tiger acabó calcinado. Por detrás de los de la Wermacht llegó Eritz, disparando sin cesar su arma. Junto a él corría un desconocido. Me aclaré la vista. Lucía el uniforme del ejército británico. Desde la casa salieron los hombres que había sufrido el ataque del tanque. Los alemanes estaban rodeados pero intentaron resistir. Sus disparos mataron a Iturraspe e hirieron a DeMarcos y Martínez. Desenfundé mi colt y disparé. Pero seguía mareado y fallé. Un alemán se dio la vuelta y me apuntó. Eso me despejó. Volvía disparar y le metí dos balazos en el pecho. Los pocos que quedaban se rindieron. Dejaron sus armas en el suelo y levantaron los brazos. Cojeando me acerqué y ordené a DelaBella y Zubikarai que los vigilaran mientras el doctor Valverde se encargaba de los heridos. Llegó mi hermano sacudiéndose la tierra del uniforme. Le puso la mano en el hombro al inglés y dijo:

 - Coronel Urruela, francotirador letal del II Ejercito británico, conocido por sus hombres como Aitite.

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