Después de esa caída, fui afortunado porque me
recogió un jeep de los nuestros y me llevó a un
hospital de campaña donde pasé siete días. Cuando me reincorporé, recibí
la noticia de que me habían ascendido a capitán, me habían concedido la
estrella de plata y tenía una misión. Había muchos problemas para atravesar el
boccage así que montaron un equipo mixto con veinte hombres bajo mi mando, tres
Sherman al cargo del Capitán Ronaldo y un grupo de anticarro con el teniente
Mesi liderándolo. Cuando nos desplegamos recibimos mas información. Un grupo de
muchachos de la 101 aerotrasportada estaba aislado en un pueblo al oeste de la
península de Cotentin. Era nuestro objetivo. Pronto recibimos fuego de mortero.
Afianzamos nuestra posición antes de entrar en el boccage y pedimos ayuda por
radio. No esperamos mucho. Dos bombarderos Invaders surcaron el cielo y dejaron
caer una lluvia de fuego en las posiciones enemigas. Aprovechando el caos, uno
de los tanque rino embistió el denso follaje y se abrió paso. Descubrimos dos
posiciones de mortero destruidas y las dejamos atrás en formación de cuña. Los
dos tanques rino por delante, el otro Sherman detrás con mis hombres en abanico
cubriendo los flancos y los hombres de Messi incrustados dentro de la
formación. Se oía lejano ruido de artillería. Volvieron los Invaders en vuelo
rasante pero se convirtieron en dos bolas de fuego cuando un granado fuego
antiaereo los alcanzó cuando se disponían a elevarse. Empezaba lo bueno porque
delante nuestro seguro que había flaks. Desplegué ocho hombres por la izquierda
y sonaron disparos cerca. Salimos tras los tanques a un camino entre dos setos
y a nuestra izquierda aparecieron dos Tigers. Dos de los Sherman giraron torretas y dispararon sin producir
apenas daños. Me tiré hacia atrás y envié al grupo de Mesi junto con cuatro de
mis hombres. Corrieron agazapados y ocultos por el follaje. Los restantes,
cruzaron el camino mientras los Sherman y los Tiger se disparaban mutuamente.
Atravesamos setos y nos encontramos con una granja de donde nos recibieron con
disparos. Antes de refugiarnos cayeron Iraola y San José. Volví atrás para ver
cómo iban los tanques. Mientras tanto ordené colocar la Browning y atizar
fuego. Los Sherman disparaban sobre los Tiger pero frontal. Uno de los rinos avanzó
para apoyarnos y el otro buscó mejor posición saliendo del camino. No llegó muy
lejos porque un proyectil impactó en su torreta. Lo zarandeó pero no lo
destruyó. El segundo Tiger se escudaba detrás de su compañero pero eso no lo
salvó. De entre las hojas, se asomó un bazooka y le destrozó el lateral..
Salieron tres hombres antes de que el tanque reventara. Mis hombres cogieron el
relevo. Prieto y Vela sacaron sus M1 y con rápidos disparos acabaron con el
primero. El segundo disparó su MP40 mientras saltaba a tierra. Mis hombres se
escondieron tras un árbol y en cuanto y cuanto aterrizó, surgió Prieto y le atravesó el cuello. El
tercero fue más listo. Lanzó una granada que obligó a los míos a resguardarse
de nuevo lo que aprovechó para escapar. El primer Tiger, viéndose rodeado se
lanzó hacia adelante. Su velocidad le permitió echarse encima del Sherman del
camino. A corta distancia el cañón del 88 KWK36 fue mortal. Un disparo y el
Sherman se detuvo de golpe con el frontal dañado. El artillero del Sherman se
precipitó y su tiro apenas rozó al enemigo que lo machacó. Disparo franco y
letal. El proyectil perforante atravesó el blindaje y el tanque explotó en llamas. Sin embargo ese
movimiento había dejado expuesto su flanco y otro Sherman no lo
desaprovechó. La torreta apuntó y el
artillero disparó, logrando un impacto. Pero el blindaje alemán resistió aunque
su tanque dio un bote y quedó ladeado. Su torreta se movió buscando al Sherman
en el que, evidentemente, su artillero se afanaba por volver a disparar. Pero
el que disparó fue Busquets. Rodilla en tierra, bazooka al hombro, protegido
por Prieto y Zubikarai y detrás del Tiger. Lo pulverizó con un proyectil Heat.
Por si eso no bastara, el Sherman le mandó otro proyectil y ahí acabó la
oposición blindada. Volvimos con mis hombres de la granja, parapetados tras el
tanque. De pronto el Sherman que nos cubría recibió hasta tres impactos
directos y acabó calcinado. La onda expansiva mató a Gurpegi, Iraizoz y Rico.
Los demás corrimos a escondernos y buscar protección. Recibíamos fuego de
artillería desde el este así que le hice un gesto al último Sherman. Que diese
marcha atrás y rodeara por el oeste. Tras verlo alejarse, me asomé discretamente.
Lo teníamos jodido. Aparte de la casa, los malditos alemanes había emplazado
mortero, dos MG42 y una MG34 en una elevación distante unos 50 metros de la
casa. Y delante una trinchera. Me arrastré y cogí el Springfield de Iraizoz y
volví a mi sitio original, cargando el rifle. En el momento en que apuntaba, vi
por el visor caer varias granadas en el reducto alemán. Distinguí un soldado
americano saltando. Cando estaba en el aire recibió un disparo desde la casa.
Deduje que de un francotirador, así que barrí la fachada con mi visor,
consciente de que si el enemigo me veía primeros, era hombre muerto. Hice una
pasada, otra y no veía nada. La tercera por fin, vi algo. Tercera ventana del
segundo piso. Me quedé fijo, esperando mi oportunidad. Los segundos se hicieron
eternos. Respiré hondo y regulé mi respiración. Asenté el fusil en el suelo.
Adelanté mi pierna derecha sobre el suelo para tener mejor estabilidad. Y
esperé. Y la espera surtió efecto. Apareció el tirador. Nada más salir, le metí
un balazo en el cráneo. Desde la elevación se oían disparos y gritos. De pronto
silencio. Y al poco rato, cayó fuego de mortero sobre la casa. No sabía quién
era pero había que aprovecharlo. Me incorporé y ordené el asalto. Salimos de
entre los setos y corrimos hacia la casa. Viguera fue alcanzado pero los demás
llegamos al patio. Aún no estaba todo hecho. Me refugié tras un tractor tirado.
Había una MG42 en la puerta del granero. Miré quien estaba conmigo. Le hice un
gesto a Pardo, que tenía granadas. Las tiró y al caer, rodé apuntando con el M1.
Sonaron dos disparos y los alemanes de la ametralladora cayeron. Desde una
ventana, oí el percutor de subfusiles. Pero mis hombres estaban atentos.
Toquero salió de una esquina y mató a dos de las ventanas de arriba. Uno de los
boches salió con un MP40 y le disparó. Toquero fue herido en la cabeza.
DelaBella, detrás de él respondió al fuego alemán. Desde una puerta lateral,
salió otro y alguien volvió a coger la MG42. Esto se ponía más complicado.
Desde la elevación, las dos MG42 se giraron hacia la casa. Era una buena
oportunidad. Pardo, Martínez, Susaeta y yo nos abalanzamos sobre la casa.
Mientras unos entraban por la ventana, Susaeta y yo nos fuimos hacia la
ametralladora. Para cuando quiso reaccionar, yo había volado por encima de ella
y en mi caída me llevé por delante al tirador. Detrás mío, Susaeta se enzarzaba
con el que cargaba. Yo me levanté rápido y le pegué una patada en la cara. Le
cogí el cuello para asfixiarlo. Intentó soltarse pero yo era más fuerte. Percibí
un destello en su mirada y ruido detrás mío. Me di la vuelta con él agarrado.
Afortunadamente, porque un comandante alemán disparaba su Luger impactando en
su compatriota. De una habitación salió Pardo y su Thompson acabó con el
comandante. Solté al que yo tenía justo para ver cómo Susaeta se limpiaba la
hoja de su cuchillo en el pantalón. Su rival estaba muerto con un tajo en el
cuello. Entró DelaBella y apareció Martínez. Nos reagrupamos y registramos la
casa. De una habitación del fondo se oyeron ruidos. Me agaché y cogí la Luger
del comandante. Tiré la que tenía antes y empuñé Luger y Colt. Martínez nos
cubría y fuimos precavidos. Asomó el cañón de una MP40 y disparé sin vacilar.
En cuanto se apartó entré como un vendaval. Tres enemigos. Uno se llevó una
bala del Colt en la cabeza, el que levantaba su arma a la izquierda recibió de
la Luger entre los ojos y el tercero, que intentaba huir escaleras arriba, fue
alcanzado por dos. Una del colt en el culo y otra de la Luger en el omoplato.
Una ráfaga de la Thompson de Susaeta lo remató. Cuando me disponía subir
percibí movimiento abajo. Salté por encima de la barandilla y caí delante de
dos alemanes. Le sorprendí y disparé a quemarropa. Los dos salieron
catapultados hacia atrás. Cogí una MP40 y recorrí el pasillo. Una granada cayó
a mis pies. La di con el interior del pie, con rosca y me tiré hacia atrás.
tras la explosión aparecieron tres alemanes. Desde mi posición del suelo pude
abatir a los dos primeros pero el tercero se metió en una habitación contigua.
Me puse en pie con la rapidez del rayo y me planté junto a la puerta pero
arrodillado y el arma lista. Alguien se paró detrás mío. Siempre esperando que
fuera amigo, no hice más que esperar. Una lucha de nervios. Y gané. Mi enemigo
salió disparando pero a la altura de su pecho. Yo estaba arrodillado. Las balas
pasaron por encima mío, no como la mías que le atravesaron la garganta de abajo
a arriba. Volví la vista. Susaeta salía de detrás de una esquina. Seguimos
patrullando la parte de abajo. Miramos en una habitación. Nadie,. De repente un
ruido en el armario. No estábamos para tonterías. Disparamos al unísono y de dentro surgió un
alemán. Pero estaba ya mortalmente herido y aunque intentó levantar su fusil,
le destrozamos el pecho a balazos. Miramos dos habitaciones mas pero parecía
que no había nadie. Salí a la calle para ver caer a un alemán que había saltado. Se oyó el crujir
de sus rodillas. Ni me lo pensé. Levanté la MP 40 y dos ráfagas cortas lo
enviaron al suelo. Desde arriba, DelaBella me confirmó que no había nadie más.
El piso de abajo estaba sin enemigos. Cuando todo parecía limpio, subí al
montículo a ver quiénes eran nuestros amigos. Salía humo de la trinchera. Pero
humo, no de fuego. Olisqueé el aire. Olía a tabaco. A tabaco de pipa. Y no cualquiera.
Tacaco Shuches. Ostras Julián!!! No puede ser. No puede ser. Rodeé el muro y
allí estaba, sentado tranquilamente sobre la caja de los morteros, con una
panzerfaust sobre las rodillas y haciendo círculos con el humo. Se quitó la
pipa y me señaló con ella.
- Que pasa Enekutxi??, Donde coño has estado???.
Sonreí. Teniente primero de la 101 paracaidista,
compañía Bird. Estrella de bronce al valor y Medalla al servicio aéreo. Muy
aficionado al tabaco Shuches. Con esas gafitas que le daban aire de intelectual.
Letal con cualquier arma pero incapaz de luchar en equipo, mi hermano Eritz.
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