viernes, 6 de febrero de 2015

EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA CON LA INFANTERÍA IV

Después de esa caída, fui afortunado porque me recogió un jeep de los nuestros y me llevó a un  hospital de campaña donde pasé siete días. Cuando me reincorporé, recibí la noticia de que me habían ascendido a capitán, me habían concedido la estrella de plata y tenía una misión. Había muchos problemas para atravesar el boccage así que montaron un equipo mixto con veinte hombres bajo mi mando, tres Sherman al cargo del Capitán Ronaldo y un grupo de anticarro con el teniente Mesi liderándolo. Cuando nos desplegamos recibimos mas información. Un grupo de muchachos de la 101 aerotrasportada estaba aislado en un pueblo al oeste de la península de Cotentin. Era nuestro objetivo. Pronto recibimos fuego de mortero. Afianzamos nuestra posición antes de entrar en el boccage y pedimos ayuda por radio. No esperamos mucho. Dos bombarderos Invaders surcaron el cielo y dejaron caer una lluvia de fuego en las posiciones enemigas. Aprovechando el caos, uno de los tanque rino embistió el denso follaje y se abrió paso. Descubrimos dos posiciones de mortero destruidas y las dejamos atrás en formación de cuña. Los dos tanques rino por delante, el otro Sherman detrás con mis hombres en abanico cubriendo los flancos y los hombres de Messi incrustados dentro de la formación. Se oía lejano ruido de artillería. Volvieron los Invaders en vuelo rasante pero se convirtieron en dos bolas de fuego cuando un granado fuego antiaereo los alcanzó cuando se disponían a elevarse. Empezaba lo bueno porque delante nuestro seguro que había flaks. Desplegué ocho hombres por la izquierda y sonaron disparos cerca. Salimos tras los tanques a un camino entre dos setos y a nuestra izquierda aparecieron dos Tigers. Dos de los Sherman  giraron torretas y dispararon sin producir apenas daños. Me tiré hacia atrás y envié al grupo de Mesi junto con cuatro de mis hombres. Corrieron agazapados y ocultos por el follaje. Los restantes, cruzaron el camino mientras los Sherman y los Tiger se disparaban mutuamente. Atravesamos setos y nos encontramos con una granja de donde nos recibieron con disparos. Antes de refugiarnos cayeron Iraola y San José. Volví atrás para ver cómo iban los tanques. Mientras tanto ordené colocar la Browning y atizar fuego. Los Sherman disparaban sobre los Tiger pero frontal. Uno de los rinos avanzó para apoyarnos y el otro buscó mejor posición saliendo del camino. No llegó muy lejos porque un proyectil impactó en su torreta. Lo zarandeó pero no lo destruyó. El segundo Tiger se escudaba detrás de su compañero pero eso no lo salvó. De entre las hojas, se asomó un bazooka y le destrozó el lateral.. Salieron tres hombres antes de que el tanque reventara. Mis hombres cogieron el relevo. Prieto y Vela sacaron sus M1 y con rápidos disparos acabaron con el primero. El segundo disparó su MP40 mientras saltaba a tierra. Mis hombres se escondieron tras un árbol y en cuanto y cuanto aterrizó,  surgió Prieto y le atravesó el cuello. El tercero fue más listo. Lanzó una granada que obligó a los míos a resguardarse de nuevo lo que aprovechó para escapar. El primer Tiger, viéndose rodeado se lanzó hacia adelante. Su velocidad le permitió echarse encima del Sherman del camino. A corta distancia el cañón del 88 KWK36 fue mortal. Un disparo y el Sherman se detuvo de golpe con el frontal dañado. El artillero del Sherman se precipitó y su tiro apenas rozó al enemigo que lo machacó. Disparo franco y letal. El proyectil perforante atravesó el blindaje y el  tanque explotó en llamas. Sin embargo ese movimiento había dejado expuesto su flanco y otro Sherman no lo desaprovechó.  La torreta apuntó y el artillero disparó, logrando un impacto. Pero el blindaje alemán resistió aunque su tanque dio un bote y quedó ladeado. Su torreta se movió buscando al Sherman en el que, evidentemente, su artillero se afanaba por volver a disparar. Pero el que disparó fue Busquets. Rodilla en tierra, bazooka al hombro, protegido por Prieto y Zubikarai y detrás del Tiger. Lo pulverizó con un proyectil Heat. Por si eso no bastara, el Sherman le mandó otro proyectil y ahí acabó la oposición blindada. Volvimos con mis hombres de la granja, parapetados tras el tanque. De pronto el Sherman que nos cubría recibió hasta tres impactos directos y acabó calcinado. La onda expansiva mató a Gurpegi, Iraizoz y Rico. Los demás corrimos a escondernos y buscar protección. Recibíamos fuego de artillería desde el este así que le hice un gesto al último Sherman. Que diese marcha atrás y rodeara por el oeste. Tras verlo alejarse, me asomé discretamente. Lo teníamos jodido. Aparte de la casa, los malditos alemanes había emplazado mortero, dos MG42 y una MG34 en una elevación distante unos 50 metros de la casa. Y delante una trinchera. Me arrastré y cogí el Springfield de Iraizoz y volví a mi sitio original, cargando el rifle. En el momento en que apuntaba, vi por el visor caer varias granadas en el reducto alemán. Distinguí un soldado americano saltando. Cando estaba en el aire recibió un disparo desde la casa. Deduje que de un francotirador, así que barrí la fachada con mi visor, consciente de que si el enemigo me veía primeros, era hombre muerto. Hice una pasada, otra y no veía nada. La tercera por fin, vi algo. Tercera ventana del segundo piso. Me quedé fijo, esperando mi oportunidad. Los segundos se hicieron eternos. Respiré hondo y regulé mi respiración. Asenté el fusil en el suelo. Adelanté mi pierna derecha sobre el suelo para tener mejor estabilidad. Y esperé. Y la espera surtió efecto. Apareció el tirador. Nada más salir, le metí un balazo en el cráneo. Desde la elevación se oían disparos y gritos. De pronto silencio. Y al poco rato, cayó fuego de mortero sobre la casa. No sabía quién era pero había que aprovecharlo. Me incorporé y ordené el asalto. Salimos de entre los setos y corrimos hacia la casa. Viguera fue alcanzado pero los demás llegamos al patio. Aún no estaba todo hecho. Me refugié tras un tractor tirado. Había una MG42 en la puerta del granero. Miré quien estaba conmigo. Le hice un gesto a Pardo, que tenía granadas. Las tiró y al caer, rodé apuntando con el M1. Sonaron dos disparos y los alemanes de la ametralladora cayeron. Desde una ventana, oí el percutor de subfusiles. Pero mis hombres estaban atentos. Toquero salió de una esquina y mató a dos de las ventanas de arriba. Uno de los boches salió con un MP40 y le disparó. Toquero fue herido en la cabeza. DelaBella, detrás de él respondió al fuego alemán. Desde una puerta lateral, salió otro y alguien volvió a coger la MG42. Esto se ponía más complicado. Desde la elevación, las dos MG42 se giraron hacia la casa. Era una buena oportunidad. Pardo, Martínez, Susaeta y yo nos abalanzamos sobre la casa. Mientras unos entraban por la ventana, Susaeta y yo nos fuimos hacia la ametralladora. Para cuando quiso reaccionar, yo había volado por encima de ella y en mi caída me llevé por delante al tirador. Detrás mío, Susaeta se enzarzaba con el que cargaba. Yo me levanté rápido y le pegué una patada en la cara. Le cogí el cuello para asfixiarlo. Intentó soltarse pero yo era más fuerte. Percibí un destello en su mirada y ruido detrás mío. Me di la vuelta con él agarrado. Afortunadamente, porque un comandante alemán disparaba su Luger impactando en su compatriota. De una habitación salió Pardo y su Thompson acabó con el comandante. Solté al que yo tenía justo para ver cómo Susaeta se limpiaba la hoja de su cuchillo en el pantalón. Su rival estaba muerto con un tajo en el cuello. Entró DelaBella y apareció Martínez. Nos reagrupamos y registramos la casa. De una habitación del fondo se oyeron ruidos. Me agaché y cogí la Luger del comandante. Tiré la que tenía antes y empuñé Luger y Colt. Martínez nos cubría y fuimos precavidos. Asomó el cañón de una MP40 y disparé sin vacilar. En cuanto se apartó entré como un vendaval. Tres enemigos. Uno se llevó una bala del Colt en la cabeza, el que levantaba su arma a la izquierda recibió de la Luger entre los ojos y el tercero, que intentaba huir escaleras arriba, fue alcanzado por dos. Una del colt en el culo y otra de la Luger en el omoplato. Una ráfaga de la Thompson de Susaeta lo remató. Cuando me disponía subir percibí movimiento abajo. Salté por encima de la barandilla y caí delante de dos alemanes. Le sorprendí y disparé a quemarropa. Los dos salieron catapultados hacia atrás. Cogí una MP40 y recorrí el pasillo. Una granada cayó a mis pies. La di con el interior del pie, con rosca y me tiré hacia atrás. tras la explosión aparecieron tres alemanes. Desde mi posición del suelo pude abatir a los dos primeros pero el tercero se metió en una habitación contigua. Me puse en pie con la rapidez del rayo y me planté junto a la puerta pero arrodillado y el arma lista. Alguien se paró detrás mío. Siempre esperando que fuera amigo, no hice más que esperar. Una lucha de nervios. Y gané. Mi enemigo salió disparando pero a la altura de su pecho. Yo estaba arrodillado. Las balas pasaron por encima mío, no como la mías que le atravesaron la garganta de abajo a arriba. Volví la vista. Susaeta salía de detrás de una esquina. Seguimos patrullando la parte de abajo. Miramos en una habitación. Nadie,. De repente un ruido en el armario. No estábamos para tonterías.  Disparamos al unísono y de dentro surgió un alemán. Pero estaba ya mortalmente herido y aunque intentó levantar su fusil, le destrozamos el pecho a balazos. Miramos dos habitaciones mas pero parecía que no había nadie. Salí a la calle para ver caer a  un alemán que había saltado. Se oyó el crujir de sus rodillas. Ni me lo pensé. Levanté la MP 40 y dos ráfagas cortas lo enviaron al suelo. Desde arriba, DelaBella me confirmó que no había nadie más. El piso de abajo estaba sin enemigos. Cuando todo parecía limpio, subí al montículo a ver quiénes eran nuestros amigos. Salía humo de la trinchera. Pero humo, no de fuego. Olisqueé el aire. Olía a tabaco. A tabaco de pipa. Y no cualquiera. Tacaco Shuches. Ostras Julián!!! No puede ser. No puede ser. Rodeé el muro y allí estaba, sentado tranquilamente sobre la caja de los morteros, con una panzerfaust sobre las rodillas y haciendo círculos con el humo. Se quitó la pipa y me señaló con ella.
- Que pasa Enekutxi??, Donde coño has estado???.

Sonreí. Teniente primero de la 101 paracaidista, compañía Bird. Estrella de bronce al valor y Medalla al servicio aéreo. Muy aficionado al tabaco Shuches. Con esas gafitas que le daban aire de intelectual. Letal con cualquier arma pero incapaz de luchar en equipo, mi hermano Eritz.

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