miércoles, 18 de febrero de 2015

LAS ARDENAS CON LA INFANTERIA II

ocupó la Thompson de Eritz. Uno de los míos quedó herido en tierra de nadie, gimiendo y girando en la nieve. Volvieron a la carga. Salieron de los arbustos de la derecha con esa maldita arma escupiendo disparos sin cesar.  Una bala  me rozó la cara y le dio a Eritz en el hombro. Apretó los dientes y continuò con el fuego regular. Xavier tuvo que cambiar el cargador de la Thompson. Mientras lo hacía, Aitite sacó su arma y cazó a uno de los atacantes justo cuando pasaba de árbol a árbol. Pareció que lo golpeaba un puño invisible, chocó contra un árbol y se desplomó. Noté un disparo cercano y una bala golpeó en mi casco sin agujerearlo. Sorprendido miré en derredor y vi que el autor del disparo era el alemán herido. Será mamón. Le hice un gesto a Xavier. Cogió una de las granadas y prácticamente la hizo rodar hasta el alemán. La granada explotó y ya no hubo más alemán.  Desde uno peñascos, unos alemanes resguardecidos estaban haciendo un escarnio con esas nuevas armas. Eritz me dijo que le cubriera. Movimos la Browning unos metros a la izquierda y la asentamos. Cambiamos el cargador y empezamos la música sobre el peñasco. Uno de los alemanes trató de sacar el brazo pero se lo rebané limpiamente. Otro intentó atisbar por encima pero lo obligué a agacharse cuando mi ráfaga levantó esquirlas de roca junto a su cara. Eso lo aprovechó Eritz para acercarse. Se pegó al peñasco y lanzó una granada por encima. Antes de que explotara salieron corriendo tres. Presa fácil. Un leve giro de cañón y acabaron por los suelos con varias balas incrustadas en el cuerpo. Tras la detonación, Eritz se asomó y nos hizo un gesto de kaput. No se  veían mas alemanes así que habían desistido. Salí del hoyo y recogí una de esas endiabladas armas.la examiné atentamente. Ésta era un arma de calibre 7.92, con un selector de disparo que permitía cambiar entre modo totalmente automático o modo semiautomático, por lo que podía utilizarse como un fusil de precisión de un solo disparo, o como una eficiente ametralladora de asalto de gran precisión, daño y velocidad. Un arma verdaderamente útil. Así que me guardé una, recogí todos los cargadores que pude y me agencié otra de repuesto. Sin embargo en los días sucesivos tuvimos mucho  combates y gasté toda la munición aunque me guardé una como recuerdo. Ya tenía una Luger y esta cosa. Uno de los días estábamos fumando tratando de calentarnos. Teníamos poca ropa de abrigo y los aviones de suministros no podían volar por la nieve que caía. De repente, el fuerte silbido de artillería nos hizo correr a los hoyos de tirador. Saltamos y nos dejamos caer como pudimos pero a algunos les alcanzaron. De reojo vi como un proyectil caía en medio del cabo Jagoba y de Unax, que volaron en pedazos. Oí gritos y llamadas al sanitario. Me asomé. Cristopher estaba en el suelo arrastrándose . Le hice gestos para que se acercara pero cuando solo llevaba un par de metros otro proyectil cayó tras él. Su cabeza voló por encima mío llenándome de sangre. Me obligué a no pensar en ello porque pronto vendrían los klaus. La artillería cesó y coloqué la Browning en posición. Nos limpiamos la nieve y tierra de encima y aguardamos. Un francotirador disparó pero no nos dio. Aitite respondió pero sin saber exactamente donde estaba. De pronto apareció un Tiger entre la nieve acompañado de infantería. Eso eran palabras mayores. Pedí por radio un cazacarros. Y rápido. No abrí fuego para no delatar nuestra posición. Cosa que si hicieron desde la derecha. La torreta se giró y abrió fuego. El pozo desapareció en la explosión. Uno de los nuestros , que había podido salir antes del disparo, se levantó tambaleándose e intentó escapar. Dos alemanes no lo permitieron. A pesar de que disparé mi ametralladora, no logré darles y remataron al herido. Se giraron hacia nosotros. A la izquierda aparecieron dos cazacarros Hellcat. El Tiger se tenía que ocupar de ellos y desprotegió a su infantería. Aitite y Eritz dispararon sus armas. Uno de los alemanes cayó con el pecho atravesado y el otro fue herido en el brazo. Yo me ocupé de los que estaban detrás del tanque. Mis balas repiquetearon en el Tiger que no las notó pero obligaron a  sus compañeros a resguardarse más. La lucha del tanque y los cazacarros se desplazó hacia la izquierda. Un disparo del Hellcat convenció a los alemanes de que estar con el tanque quizás no fuera buena idea. Echaron a correr buscando protección y esa fue mi oportunidad. Apreté el gatillo. Los dos primeros me pillaron de improviso y no pude acertarles pero los tres que fueron después no tuvieron esa suerte. Mi Browning los abatió en plena carrera con ráfagas a la altura del pecho. Mientras vigilaba a los escabuídos,  de la parte derecha aparecieron tres alemanes. Eritz reaccionó con rapidez y mató al primero con un tiro en los ojos, pero el segundo lanzó una granada dentro de nuestro pozo. Salimos a la carrera. Desenfundé  el colt mientras saltaba fuera y antes de caer disparé al segundo dos tiros en el pecho. Chocó con el que iba detrás. La granada explotó. Xabier disparó al tercero y le dio en la pierna. Surgieron dos más. Aitite, Eritz y Xabier abrieron fuego a la vez. Mataron a dos de ellos. El tercero disparó sobre mí. Sentí un aguijonazo en la frente. El herido sobre Xabier que recibió un disparo en el codo que le hizo soltar el arma. Rodé sobre mi mismo hurtando mi cuerpo a las balas, disparando sin cesar. El herido cayó con un balazo entre los ojos. El otro fue abatido por Aitite que recibió disparos de otro pelotón que cargaba. Descargué el colt a base de disparos y solo pude herir a uno en la pierna. Aitite y Eritz se metieron en el agujero de la granada y dispararon. Mataron a los tres primeros pero los demás se quedaron detrás del peñasco. Tiraron una granada, la pude coger al vuelo y la envié con un gancho por encima del peñasco pero explotó antes de que cayera al otro lado. Nuevos disparos. Me acerqué a Xabier para protegerlo y coger su arma. Me tumbé a su lado. De repente un obús reventó el peñasco, lanzó sus pedazos por el aire y con ellos a los alemanes parapetados. Uno de los Hellcat. Habían acabado con el Tiger y nos había ayudado. El Tiger tenía dos impactos en el lateral y en la escotilla, su comandante estaba muerto con una herida en la cabeza. No venían más. Otro asalto que habíamos salvado. Me levanté, pedí un sanitario para Xabier y le examiné la herida. No era mala pero si dolorosa. Se acercaron Aitite y Eritz que tenía sangre en el tobillo. Me señaló la frente y noté que tenía un profundo tajo sangrando. Nos acomodamos y dejamos que el sanitario nos curaba. Ninguno de nosotros quiso irse a retaguardia. Además en pocos días no hubo retaguardia. Los alemanes nos rodearon por completo y cercaron Bastogne. El 22 estábamos en nuestro puesto. Yo tenía una fea herida en la frente y un catarro explosivo que me hacía toser como un oso. Aitite tenía fiebre, Eritz una gran congestión nasal y el tobillo dolorido mientras que Xabier, aparte de la herida en el codo tenía un moratón en el pómulo y sufría de congelaciones en los pies por las bajas temperaturas. Estábamos ojo avizor cuando vimos llegar a un grupo de alemanes. Pero con bandera blanca. Se acercaron y como sabía alemán hablé con ellos. Llevaban una nota del comandante alemán, teniente general Heinrich Freiherr von Lüttwitz, para la rendición de Bastogne. Se lo traduje a Eritz y este lo llevó a presencia del general de brigada Anthony McAuliffe, que actuaba como comandante de la 101.ª Aerotransportada. A la hora volvieron y los alemanes se fueron a sus líneas, visiblemente enfadados. Le pregunté a Eritz. Me dijo que era un ultimatum para que nos rindiésemos. Nos quedamos expectantes esperando que había respondido el general. Eritz sonrió y los ojos le brillaron tras las gafas.
- El general ha dicho, rendirnos?? tonterías!!!, vete a la mierda!!!!.Nos carcajeamos un buen rato y nos elevó la moral para afrontar sucesivos combates. Cuatro días más tarde aún seguíamos resistiendo. Habíamos cambiado de pozo de tirador para cerrar una brecha en la líneas. El tiempo se aclaró y pudimos recibir suministros, principalmente munición. Junto a nosotros se encontraba un grupo de hombres con bazooka y detrás nuestro 2 cazacarros del 705 batallón. La consabida lluvia de artillería señaló el preludio del ataque. Nos encogimos y esperamos a que pasara. Cayeron cerca. En el hoyo cercano, un obús impactó en el centro y pedazos de hombres saltaron por los aires. El estruendo era ensordecedor. Muchos gritos. Sanitarios corriendo de hoyo en hoyo. A uno que iba por delante del nuestro le golpeó una esquirla en el cuello y lo derrumbó. Salí a por él. Las bombas caían. La fuerza expansiva de una me hizo tropezar. Llegué hasta donde el médico. Lo cogí por el hombro y lo cargué encima mío. Sangraba muchísimo y trataba de contener la hemorragia.  Un obús cayó en otro hoyo volatilizando a todos. Tras de mí el inconfundible sonido de tanques. Eritz tenía la Browning con Xabier así que cogí una Thompson. Aparecieron 2 Tiger y un Sturz. Los Hellcat se movieron. Gracias a su rapidez despacharon el autopropulsado sin problemas pero uno de los Tiger reventó al líder y su numeral corrió la misma suerte cuando un panzerfasut, de detrás de un árbol, le atravesó el suave blindaje lateral. Un disparo de bazooka a quemarropa destrozó a uno de los Tiger. Me cargué de granadas y a por el Tiger porque la MG34 del blindado mató a dos del grupo del bazooka. Eché cuerpo a tierra. Me arrastré fuera del campo de visión del Tiger. Cuando giró la torreta me acerqué por detrás. Le eché tres granadas encima del depósito de combustible  y el Tiger saltó por los aires. Cogí la Thompson y disparé hacia el grupo de alemanes. Pude pillarlos por sorpresa con el tanque en llamas como escudo. Mis primeros disparos mataron a dos con impactos en la cadera. Un tercero intentó responder pero salió catapultado hacia atrás cuando le agujereé el cráneo. Eritz hizo tronar la Browning. Llegaron más Tiger. Me iban a pasar por encima y estaba sin armas antitanque. Sij embargo varios disparos me sobrevolaron y acabaron  con los primeros tanques. Alrededor nuestro varios Sherman cargaron contra los Tiger y los destrozaron. Los refuerzos habían llegado. El 4º blindado había roto el cerco. Y apareció  Patton . Nos saludó marcialmente y dijo:
- Venimos a liberarlos- Pero Eritz expresó el sentimiento de todos:

- No necesitábamos que nadie nos liberase.

LAS ARDENAS CON LA INFANTERIA I

Nevaba y hacía frio. Mucho frio. Estaba en una cantina de Lieja a la espera de recibir un destino. Hacía seis meses de mis heridas en Normandía, me habían ascendido a Mayor  y estaba recuperándome en el sector tranquilo de la zona de la Ardenas. También estaban conmigo los paracaidistas Eritz y Aitite, descansando después de la fracasada operación Market Garden y otro herido de Normandía. En este caso, mi tocayo, el teniente Eneko Fireball, de la 7ª división blindada. Matábamos el tiempo jugando a las cartas y bebiendo cognac francés. Parecía que la guerra iba terminando poco a poco y no había prisa por otorgar los destinos. Se oía artillería lejana pero no nos preocupaba hasta que un teniente de infantería del 99 abrió la puerta del bar y gritó:
- Alemanes, cientos de ellos!!!. Están atacando y han roto las líneas del frente por varios sitios.
Salimos en tropel, el cabo Xabier se acercó a Eritz y le dijo que sus hombre tenían que desplazarse hacia el sur, hacia Bastogne. Fireball corrió hacia sus blindados y Aitite y yo  como no teníamos destino nos unimos a los paracaidistas. Montamos en varios camiones y salimos del pueblo escoltados por la 7ª blindada. Eneko salió de su tanque y nos comentó:
- Mi división y la 9ª debe ir a reforzar St Vith. Bajaremos  siguiendo el rio Ourthe.
Así lo hicimos. Durante bastantes kilómetros solo nieve y mas nieve, pero de pronto saltó la alarma. Por la ribera oeste del rio parecieron tanques. Se dirigían al puente que había pocos kilómetros más allá. Salieron del bosque y empezaron a dispararrnos. Era todo un grupo blindado, aunque no de Tigers, sino de Panzers. Me asomé la parte trasera del camión y vi como avanzaban. El líder llevaba una especie de martillo dibujado debajo de su número, el 454 y fue el primero que disparó por encima del rio. Los Sherman se adelantaron para el combate y proteger nuestro paso. Dos de ellos dispararon sus proyectiles pero aunque uno impactó ene l Panzer, no logró destruirlo y volvió a responder. El Sherman botó pero pudo reiniciar la marcha con el lateral abollado. El líder giró su torreta y apuntó al convoy de camiones. Un fogonazo y delante nuestro una explosión y gritos. Los camiones aceleraron buscando poner a los Sherman entre el enemigo y nosotros. Uno de los Sherman se dejó sobrepasar y volvió a disparar. Al primer tanque se le unieron tres mas y de detrás salieron una serie de soldados, llegaron a la orilla y echaron rodilla en tierra. Asomó la boca de un Panzerfaust. Nos apuntó y en ese momento, el tanque de Fireball escupió una bola de fuego. Impactó en medio de la formación matando a todos. Nuestro camión pasó al lado del destruido que yacía fuera del camino, completamente destrozado y con varios cadáveres sobre él. Otro disparo alemán, silbido y explosión. Apuntaban a la cabeza del convoy. Tres de los Sherman hicieron fuego al unísono. El tanque líder dio un violento escorzo y pudo salvar la ráfaga pero quien no pudo hacerlo fue el que iba detrás. Recibió dos impactos que lo dejaron inutilizado aunque la tripulación pudo salir y resguardarse de las ametralladoras Browning que intentaron acabar con ellos. Fuimos dejando atrás el combate. Ambos bandos seguían disparando se mutuamente pero nadie se atrevía a cruzar el  puente por lo vulnerable de su posición. Uno de los Sherman trató de acercarse a la orilla. El tanque líder echó un trecho hacia atrás, se movió hacia la izquierda y disparó. El proyectil del 76 se incrustó en la parte delantera, explotó y el tanque empezó a circular sin control envuelto en fuego. Se oían gritos desesperados pero nadie pudo salir antes de que el tanque cayera a las heladas aguas del rio. El peso del tanque resquebrajó el hielo y se precipitó hacia el fondo con tripulantes incluidos. Apretamos los dientes pues no podíamos hacer por ellos, salvo vengarlos a la primera oportunidad. Sin embargo, algunos no pensaron igual. El último camión dio un frenazo y de él se bajó un grupo de soldados. Bajaban con un bazooka. Apuntaron sobre uno de los Panzers que estaba de perfil, cañoneando a los Sherman y dispararon. La granada salió alta y metieron otra. Volvieron a disparar mientras yo pensaba nervioso que estaban tentando a la suerte. La granada le dio al tanque en la parte trasera. Ahí, los tanquistas se apercibieron de donde venía el fuego. Metieron una tercera granada pero vieron con terror que le tanque giraba lentamente, como un dragón a la espera de cazar su presa. Con un chirrido el monstruo de acero colocó su cañón orientado al camión. Este, salió de estampida en cuanto los soldados subieron a trompicones a bordo. Tarde. Un solo disparo del Panzer, el proyectil atravesó la parte de atrás pasando por encima de las cabezas de los encogidos soldados y explotó al impactar en la cabina. El camión salió despedido hacia adelante dando la vuelta en el aire y cayendo, en llamas, con las ruedas hacia arriba. Insensatos. Solo habían conseguido morir inútilmente. Poco a poco fuimos dejando la lucha en la nieve y seguimos avanzando. Llegamos a una posición de control. Nos indicaron que los alemanes estaban atacando con todo. Bajamos de los camiones para desuntemecer los músculos y nos encontramos con una fila de enorme de soldados que iban en dirección contraria. Nos quedamos extrañados. Algunos de la 101 les comentaban que le camino era para el otro lado.  Muchos iban idos y en shock. Se les notaba fuertemente impresionados por su bautismo de fuego. Les pedimos armas y munición y nos la cedieron. Uno de ellos nos comentó:
-        Vais a quedar aislados.
Eritz, le cogió la Thompson y replicó:
-        Somos paracaidistas, estar aislado es nuestro pan de cada día.
Volvimos a montar en camiones y al atardecer llegamos a Bastogne. Nos dirigimos a hablar con, el hombre al mando de la 101. Nos contempló un momento y luego nos señaló hacia la armería:
-Necesitamos toda clase de ayuda. Sector oeste, cojan lo que necesiten y háganse una posición.
Hicimos lo que nos dijo. Ya armados, buscamos un hueco entre los diversos pozos de tirador y plantamos la  Browning. Varios hombres saludaron a Eritz con amabilidad. Cavamos una zanja profunda y nos hicimos un parapeto con troncos. Teníamos poca ropa de abrigo y eso me preocupaba. Eritz salió un momento y vino con tres tazas de humeante café y con el cabo Xabier. Nos calentamos y a lo lejos empezó a tronar un Nebelwerfer. Caían lejos pero se acercaban. Me arrebujé en mi gabán y me dispuse a dormir. Aitite, que estaba oteando a lo lejos, se dio la vuelta y me preguntó:
-        Como puedes estar tan tranquilo y dormir en este momento, en unas horas tendremos a los klaus encima nuestro.
-        No corras, si puedes andar, no andes si puedes estar de pie, no estés de pie si puedes sentarte, no te sientes si puedes tumbarte y no te tumbes si puedes dormir.
Mi hermano terminó la frase que un marine nos enseñó- Y nunca, nunca ofrezcas agua potable.
Pasaron las horas lentamente. Anocheció y establecimos guardias. Fue una noche tranquila pero al rayar el alba fuertes explosiones me sacaron de mi sopor. La artillería alemana se estaba empleando a conciencia. Los pocos que estaban fuera se lanzaron de cabeza a sus pozos. Nos acurrucamos dentro de ellos. La bombas caían a nuestro alrededor y pronto empezaron los gritos y los llamamientos a sanitarios cuando la metralla alcanzaba a uno de los nuestros. El oído se nos taponó del estruendo. Una de las bombas cayó delante de nuestro parapeto y nos enterró en una lluvia de terrones de tierra..La siguiente dio un poco más atrás. Nos limpiamos la tierra y me asomé. Todo era un mar de explosiones. Pero había que estar atento. Al poco rato distinguí un traqueteo. Algo se acercaba. Se acabaron la explosiones. Nos pitaban los tímpanos. Volví a asomarme y vi varias figuras, corriendo entre los socavones.
-        Atención!!!! Enemigo a las 11!!!!!

Xabier armó la Browning y disparé. Los alemanes se refugiaron tras los árboles. Y nos llevamos una desagradable sorpresa. Dos de ellos cruzaron de árbol a árbol hacia la derecha y nos dispararon en carrera. Con una puntería letal. Las balas barrieron nuestra protección y si no estamos rápidos, nos agujerean la cabeza. El arma con el que nos disparaban me era totalmente desconocida. No era un Gewehr por su cadencia pero tampoco era una de las MP por su precisión. Las ametralladoras alemanas no se caracterizaban por su facilidad para dar en el blanco. Tenía que ser un fuego granado para ser efectivo. Si todos empleaban ese arma íbamos a tener problemas. Por otros pozos también intercambio de disparos. Aitite disparó al lugar donde estaban los mas cercanos, sacando astillas del árbol. Se asomó uno y disparó. Luego lanzó una granada. Se quedó corta pero tuvimos que agacharnos. Tras su explosión, se acercaron tres mas por la izquierda. Eritz sacó su arma y le dio a uno en el pecho. Yo salí bruscamente, agarré la ametralladora y les destrocé la cabeza con una ráfaga. Me tuve que dejar caer porque dispararon desde la derecha. Aititte y yo volvimos a replicar. Con la Browning en posición vigilé ambos flancos. Salió alguien de la izquierda. Torcí mi arma y disparé. Solo lo herí pero tuvo que resguardarse de nuevo. De pronto se oyó una fuerte voz en alemán y salieron a la carrera tirando granadas. Antes de verlas caer, disparé y aunque enterré mi cabeza entre los hombros seguí disparando para tratar de evitar el asalto. Las granadas explotaron y  nos cayó encima un manto de nieve y tierra. Sacudí la caeza y volví a  apuntar. Dos alemanes estaban ya cerca. Accioné el gatillo y ambos cayeron con las balas que les metí en el pecho. Detrás, uno de sus compatriotas nos disparó. Sus balas pasaron muy cerca de mi cabeza. Moví mi arma hacia su posición pero tuve que rectificar bruscamente porque percibí rápido  movimiento al lado contrario, muy cerca. Casi sin apuntar, mi ametralladora barrió tres alemanes. De los de la derecha se 

viernes, 6 de febrero de 2015

EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA CON LA INFANTERÍA VIII

cuando me disponía a disparar vi que eran Aitite y Eritz. Los oídos me pitaban, el corazón  me golpeaba el pecho con violencia y jadeaba  por el esfuerzo. Me apoyé en el hombro de Eritz para recuperar el aliento. Dimos vuelta al camión con tranquilidad ya que no se escuchaban ni disparos ni gritos. Habíamos acabado con todos los alemanes pero estábamos en cuadro. Zubikarai, Prieto, Vela e Iturraspe estaban muertos, Iker estaba con heridas en cara y pecho atendido por Valverde. Ronaldo y Mesi estaban sentados uno junto a otro pasándose una petaca alemana. Xabi estaba recostado sobre unos sacos de arena con la pierna sujeta por un torniquete que DelaBella le estaba aplicando. Así, a pocos podíamos rescatar. Conseguimos ponernos en contacto con puesto de comandancia que nos comentó que una unidad del ejército se dirigía hacia Villiers a limpiar la zona de resistencia. Nos pasó su situación y hacia allí nos dirigimos. Me presenté ante el comandante que dirigía la unidad, el capitán Torres. Tras mirarme de arriba abajo me preguntó con cara de sorpresa.
-Ustedes son los que han ido dejando un reguero de alemán de cadáveres y vehículos destrozados por el camino??
- Cierto cierto
- Fuimos recogiendo a sus heridos y a los prisioneros. Lo que han hecho es increíble.
Tras dejar  a heridos y muertos camino del hospital de campaña nos incorporamos a la unidad. A mí me dolía el hombro pero no podíamos volver sin terminar la misión. Llegamos a las afueras de Villiers. El comandante miró con los prismáticos y me los paso a ver qué opinaba. En el centro del pueblo los paracaidistas de Eritz se habían hecho fuertes en la iglesia y alrededores. Los alemanes los tenían rodeados. En cuanto nos moviéramos nos iban a ver. Sugerí que me infiltrara por la parte este con un pequeño grupo. Así cuando atacara el grueso de la tropa tendríamos un puesto avanzado . Asintió. Cogí a Eritz, Aitite, Valverde, Mesi y Ronaldo. El capitán me asignó a dos más, Balentziaga y Castro. Cogimos armas y salimos en silencio por el bosque circundante. Llegamos al pueblo. No había nadie. Solo ruinas y objetos por el suelo. Nos desplegamos. Yo iba en la punta. Miraba sobre todo hacia arriba, por los francotiradores. Había casas derruidas, cascotes por todos lados y unos riachuelos de agua de alguna tubería rota. Seguí avanzando. De pronto oí voces. Estaban en una plaza un poco más adelante. Me pegué la pared e indiqué que hicieran lo mismo. Poco a poco me acerqué a la esquina. Atisbé con cuidado. Tres alemanes. Plácidos y relajados estaban tomando algo en tazas sentados en el pretil de una fuente que estaba en el centro de la plaza. Podía ser un problema. Destaqué a Aitite y Eritz para que buscaran otro camino. Miré hacia arriba. Las ventanas estaban desgajadas pero podía haber alguien que nos viera. Por el camino de la derecha hacia la fuente se oyó una tonadilla y salieron dos alemanes riendo. Me pegué más la pared. Si giraban a la izquierda nos verían. Desabroché el botón de mi funda porque amartillar la Thompson podía hacer ruido. Un alemán dijo algo gracioso y el otro se desternilló de risa golpeándose los muslos. Se quitó las lágrimas, levantó la vista y nos vio. Su cara troncó en sorpresa cuando reparó quiénes éramos. Se acabó la sutileza. Desenfundé con rapidez y alargué mi brazo disparando sin cesar. Los dos que venían paseando recibieron toda la descarga. Balentziaga salió detrás mío para disparar los de la fuente pero de una de las ventanas bajas de la izquierda tronó una MP44 y Balentziaga se desplomó con balas en la espalda. Me guarecí. Mesi y Ronaldo rodearon la casa. Desde otra de las casas asomó el Lee de Aitite y disparó dos veces. Acabó con uno de la fuente pero el otro consiguió echarse al suelo y esquivar la bala. No contaba con Eritz que lanzó una granada con una suave parábola por encima de la fuente. El alemán nunca supo que le había explotado encima de su cabeza. En una de las casas se oyeron disparos. Un alemán saltó del segundo piso mientras disparaba. Castro miró hacia arriba y le destrozaron la cara y el cuello. Me giré en cuclillas hurtando el cuerpo de la ráfaga y cuando impactó contra el suelo le metí un balazo entre los ojos. De las calles de la izquierda llegaron otros disparos. Ahora sí, amartillé mi metralleta y guardé el colt. Me dirigí a grandes pasos cuando irrumpieron Ronaldo y Mesi doblando la esquina seguidos por una ensalada de tiros. Me refugié detrás de la fuente. Me asomé. Varios alemanes llegaban por la calle. Uno de ellos intentó tirar una granada pero saqué la Thompson y disparé. Le di en las rodillas y en los pies y la granada se le resbaló de las manos. Eso paró el ímpetu de los demás que se cubrieron como buenamente pudieron. Tras las explosión, Ronaldo y Mesi actuaron a duo y dispararon sobre el tumulto. Lamentos y alaridos. Uno de ellos trató de saltar dentro de una casa por una ventana pero es el Lee Enfield el que lo evitó con un disparo en el cuello. Pero venían  mas. Valverde disparó con precisión. Dio a uno en el hombro y a otro en la cara. Se asomó uno y le dio en el pecho pero no murió. Levantó su Luger y disparó dos veces y Valverde cayó con dos balas en el estómago.  De nuevo son Mesi y Ronaldo quien disparan. Ahora llegaban más cuidadosos.  Por el rabillo del ojo vi que Eritz trataba de flanquear la posición a través de las casas. Disparé mas por cubrirle que por otra cosa. Me tumbé y saqué un ojo por el lateral de la fuente. Otro con granada. Este si la pudo lanzar. Me moví apoyado en el hombro sano y disparé a la granada. Acerté de lleno y explotó en el aire. Nuevos disparos me hicieron recular tras el pretil. Solo esperaba que nadie llegara por detrás mío. Ronaldo y Mesi se cubrieron con una pared , único resto en pie de una casa destrozada. Estábamos desperdigados. Me asomé y disparé como una exhalación cazando a  dos contra la pared cuando intentaban acceder al otro lado de la plaza. Por encima mio voló una bala de Aitite y alemán que cae herido en el pecho. De arriba llegaban gritos y de la casa, que estaba encima de la posición alemana uno de ellos salió volando. Desde donde yo estaba se oyó el tronchar de su cuello al golpear el suelo. A mi derecha apareció Aitite, corriendo semiagachado y buscando posición de tiro. Desde arriba tronó la carabina de Eritz y otro alemán que salió por la ventana con balas en el cuerpo. Por el lado alemán parecía que había más efectivos. Atisbé al escuchar ruido de motor. Una motocicleta con una MG42 a remolque. Le dieron la vuelta y empezó a escupir balas. Me había olvidado de Valverde que pensaba que estaba muerto pero estaba arrastrándose cuando la MG42 le partió por la mitad con una fuerte rociada de balas. Se asomó Eritz y disparó pero tuvo que resguardarse porque tiraron granadas. Explotaron pero no me dio tiempo a pensar en él porque, protegidos por laMG42, se acercaron enemigos. Estaba muy expuesto. Saqué la Thompson sin mirar y disparé. Miré hacia atrás buscando refugio. Aitite me tocó el hombro y me señaló una casa con puerta destrozada. Durante unos metros tendríamos protección por  la fuente. Cogimos y tiramos dos granadas cada uno y en el momento en que volaban salimos  como Flash, que tanto me gusta leer en mi tierra natal. La MG42 abrió fuego. Mesi y Ronaldo se asomaron desde su esquina y dispararon al grupo de alemanes. Aitite se giró, apoyó rodilla en tierra y disparó un tiro, recargó y disparó otro que fue a alojarse en la cabeza del operador de la ametralladora. Eso nos sirvió para llegar a la casa. Nada más llegar me revolví y utilicé mi Thompson. Ahora tenía yo  posición ventajosa. Desde mi posición vi alemanes que trataban de rodear a Mesi y Ronaldo. Disparé por encima de ellos y cuando me miraron les indiqué con los cuatro dedos que vigilaran la calle de atrás. Rápidamente se movieron  hacia el peligro. Saltaron a la calle y a duo dispararon. El primero se llevó ráfagas de los dos, el segundo, recibió en la cabeza de Mesi, el tercero, de Ronaldo y el último intentó meterse en una casa anexa pero Ronaldo pudo cazarle antes y rematarlo después. Eritz seguía arriba. Se oía batalla. Eritz salió al tejado  y de repente  saltó de un lado a otro de la calle. Tras rodar se levantó empuñando su carabina y disparó a los alemanes que habían subido tras de él. El primero que osó asomarse recibió en la frente y el segundo en los ojos. Después, Eritz se metió en la casa para bajar. Aitite se colocó en una ventana y abrió fuego de nuevo. Mesi metió un cargador en la Thompson y habló con Ronaldo. Este cogió una granada en cada mano y asintió. Echaron a correr paralelos a la pared de la calle donde estaba la MG42. Pasaron delante de ella, Mesi disparando y Ronaldo echó las granadas cruzando a la otra esquina. Pero Mesi recibió un disparo en la pierna, trastabilló y mordió el polvo. Ronaldo llegó detrás, lo recogió y lo apartó de la línea de fuego. Las dos granadas explotaron y destrozaron la ametralladora. Pero seguían viniendo más e íbamos a quedar rodeados. Ronaldo cogió por los hombros a Mesi para tratar de llegar a mi posición. Miré al lugar donde estaban los boches. Dos panzerfaust. Ahora sí. que estamos jodidos. Se arrodillaron. Grité a Aittie que saliera de la casa donde era un blanco fácil. Salí corriendo, disparando y gritando en el mismo momento en que ambos disparaban sobre la casa. Los proyectiles me rozaron y explotaron tras de mí. La onda expansivo me levantó como si fuera un muñeco de trapo y me arrojó al suelo. Levanté la cara. Lo veía todo borroso. Como a cámara lenta. Aitite me arrastró. Eriz salió no sé de dónde y lo ayudó. Caras que me gritaban. Otras explosiones cerca nuestro. Me apremiaban para que me moviera. Yo solo quería dormir. La cabeza me daba vueltas. Gritos desde el otro lado de la calle. Ronaldo y Mesi disparaban sin cesar indicándonos con gestos que nos fuéramos.. Que nos largáramos. Yo solo quería descansar. Mas gestos. Moveos decían. Moveos. Si, si moveos. Dame un apoyo y que se mueva tu puta madre. Consiguieron llevarme fuera de la línea de tiro. No podía ni moverme. Detrás de Mesi y Ronaldo aparecieron tres alemanes. Aitite acertó a uno de ellos pero el primero que había aparecido descargó su MP44 sobre mis compañeros. Mesi giró y respondió al fuego. Mató a dos pero fue herido en el abdomen. Ronaldo sangraba del cuello profusamente.  Una granada desde la posición alemana. Ronaldo intentó escapar y le explotó en la espalda. Se levantó malherido. Un brazo colgando inerte. Aún fue capaz de descargar toda la munición de su Thompson sobre los que se acercaban. Uno en el pecho, dos en la cara pero el tercero le acierta en la rodilla y cuando la dobla dos disparos en la cabeza de Ronaldo lo fulminan. A Mesi la metralla le alcanzó en la cabeza. Desde el suelo disparó acompañando a Ronaldo. Venga a Ronaldo matando a su ejecutor pero no percibe lo que tiene detrás. Otros alemanes les han rodeado y varios dispararon sobre Mesi que se agitó bajo las balas, intentó responder pero le fallaron las fuerzas y murió. A pesar de que Aitite logró cazar a tres alemanes son demasiados. La carabina de Eritz no dejó de funcionar. Se oyen mas disparos y explosiones desde otras calles. Los alemanes se dieron la vuelta y dispararon pero pronto dejaron de hacerlos, tiraron las armas y se rindieron. De las calles adyacentes pude distinguir uniformes del ejército y de los paracaidistas americanos. La misión ha sido un éxito. Eritz se saludó con varios y señaló a unos camilleros mi posición. Se acercaron con una camilla y me llevaron a un vehículo médico. Tenía un boquete en la cintura, a la altura de la cadera y el muslo desgarrado. Intenté acomodarme y sufrí un pinchazo de dolor en el hombro herido en el asalto a la caseta de madera. Seguía sordo por la explosión pero vivo. Vi a Eritz despedirme con la mano y cerrar la portezuela.Lo último que pensé mientras me metían en la ambulancia y me dormía fue:

- Menos mal, por lo menos los alemanes han variado y esta vez no ha sido el jodido hombro. 

EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA CON LA INFANTERÍA VII

conseguí apunté. Uno de los alemanes se giró para decir algo y se quedó con la boca abierta y el gesto helado cuando vio que el que estaba en el arma era yo. La tenía preparada y apreté el doble gatillo. La trepidación me hizo polvo el hombro herido. Conseguí estabilizar los disparos. El sorprendido fue el primero en caer. Moví la ráfaga hacia la derecha. Uno en el cuello y cabeza, el siguiente en espalda y cuello. Otro según metía la MP40 en una ventana, le destrocé la mano, el hombro y la nuca. El quinto notó algo raro y quiso defenderse. Lento. Para cuando quiso apuntar, varias balas le menearon como a un pelele, lo empujaron contra la pared y lo hicieron caer. Apunté a los del otro lado. Uno me vio y echó a correr hacia el bosque. Me despreocupé de él porque un disparo de carabina lo abatió en plena carrera. Los tres restantes dudaron y en menos que canta un gallo un bailoteo mortal de balas acabó con ellos. Uno intentó levantarse. Se incorporó sobre la  mano, levantó la vista y apoyó la rodilla. Se le cayó el casco que fue rodando hasta que Eritz lo controló con el pie. El herido consiguió elevar el torso y apoyar la otra rodilla. No esperé más. Un último estertor de la MG y lo mandó unos metros hacia atrás de donde no se levantó. Solo se oía la artillería en combates lejanos. Me bajé del vehículo y entré en la casa llamando a mis hombres. Poco a poco fueron apareciendo aunque habíamos tenido bajas. Llegó Aitite con paso parsimonioso y sin heridas aparentes. Salvo yo, en el hombro, Zubikarai, con un feo corte en la mejilla e Iturraspe, con el tobillo malherido, los demás parecía en buenas condiciones. Mientras Valverde curaba a los herido apareció Iker para comunicar que los del tanque estaban ilesos. Me acerqué los semiorugas y miré a mis hombres, éramos un total de diez mas los del tanque. Nos dividimos en dos grupos y subimos a los Sdkfz. Valverde, DelaBella, Prieto, Zubikarai e Iturraspe en el 250 y Mesi, Xabi, Aitite, Eritz y yo en el 251. Conducía Xabi con Aitite a su lado. Eritz cogió la ametralladora y yo me puse de pie apoyado en la cabina mientras Mesi se sentaba atrás limpiando el bazooka que tan buen servicio nos había dado. Sorteamos los árboles y el bocage y llegamos al Sherman. Alrededor de él, varios cuerpos y un cazacarros destrozado daban fe de otra batalla. Montamos un convoy con el tanque delante, el 250 detrás y nuestro 251 en retaguardia. Salimos del bocage y avanzamos por un camino de tierra acercándonos a unas pequeñas colinas. Îbamos con cuidado y mil ojos. Estábamos en territorio comanche. Un lugar donde el instinto te aconseja dar la vuelta, donde los caminos están desiertos y las casas chamuscadas. Donde siempre parece a punto de anochecer y caminas sigiloso, hablando en voz baja, hacia los disparos que se oyen a lo lejos y aunque no ves a nadie, sabes que te están mirando. Donde no ves los fusiles pero ellos te ven a ti. Los nervios en tensión. Y súbitamente el caos. El tanque pisó una mina, pegó un bote y cayó ladeado porque le destrozó la oruga. Y a continuación disparos desde todos los lados. Eritz giró la ametralladora y lanzó plomo sobre la derecha, lo que aprovechamos para bajar y resguardarnos. DelaBella puso el otro Sdkfz en paralelo y nos procuró un cobijo. Eritz mantuvo el fuego y yo utilicé mi Thompson mientras Aitite y Mesi preparaban sus armas. Salí y disparé. No acerté a nadie pero me sirvió para comprobar que había alemanes en una trinchera. Asomé por el otro lado. Detrás de un pequeño montículo bocas de cañón de MP40 escupían fuego. Estábamos en un apuro. Me tumbé debajo del Sdkfz y vislumbré cascos dentro de su trinchera. Lancé una ráfaga a ras de suelo y varios cascos saltaron por los aires. Me asomé por la parte delantera del semioruga. Del Sherman salían los tanquistas. Ronaldo el primero, disparó su M3 y se quitó de la línea de fuego. Luego saltó Benzema seguido de Isco. A estos dos, los cazó una MG42. A Isco en las rodillas y a Benzema en la cadera y estómago. Disparé para cubrir a Iker y a Keylor, que no habían salido. El que sujetaba las balas fue alcanzado en hombro y cuello y bajó resbalando a la trinchera lleno de sangre. Sin él, la ametralladora paró un instante que aprovecharon los dos tanquistas que faltaban. Saltaron y se unieron al capitán Ronaldo. Desde allí abrieron fuego en sentido oblicuo. Isco chillaba en el suelo pero era muy expuesto ir en su busca. Para Aitite la distancia era muy cercana para su rifle así sacó su Webley y disparó. Y demostró tan buena puntería como con su Enfield. Dos disparos y alemanes  muertos. Yo buscaba la manera de acercarme a Isco y Ronaldo hacía lo mismo desde su lado. Pero fue inútil. Cayó una granada junto a él y aunque intentó arrastrarse para devolverla no llegó y le explotó debajo de la mano. El brazo salió volando e Isco gritó durante un breve instante antes de morir por la pérdida de sangre. Eso encorajinó a Keylor que salió de su escondite gritando y haciendo cantar su Thompson. Pero fue un gesto inútil. Un teniente alemán apuntó con su Luger y le clavó dos balazos en el corazón. Tampoco pudo vanagloriarse mucho porque rodé sobre mi hombro por el capó y le descerrajé una ráfaga en la frente. Me agaché porque la MG42 me buscaba. La cosa se ponía peliaguda. Menos mal que por el otro lado, mantenían a raya a los alemanes. Me dejé caer contra el otro semioruga. Pude ver que no podían utilizar el bazooka porque estaba destrozado por varios impactos. Iturraspe tenía dos heridas de bala en las piernas pero disparaba con los dientes apretados. Sacaba su Thompson a través de la ventanilla mientras DelaBella y Valverde lo hacían desde debajo del vehículo. Zubikarai estaba con las piernas flexionadas tratando de encontrar un respiro y subirse a la ametralladora. Me uní a su fuego. Por aquel  lado no había trinchera. Los alemanes estaban protegidos por una cerca de piedra de la que saltaban pedazos de las múltiples balas que recibía. No había ni MG42. Pero sí panzerfaust, porque se asomó uno por entre las piedras de las cercas. Iturraspe se la jugó y se metió en la cabina para dispara por la puerta del conductor, que estaba abierta. Tuvo éxito. En el mismo momento en que el panzerfaust apuntaba, Iturraspe disparó. Su ráfaga encontró arma y mano. Un grito en alemán y el panzerfaust que escora hacia abajo y dispara provocando una deflagración en la misma posición germana. La cerca de piedra saltó en pedazos y ese fue la pausa que Zubikarai necesitaba. Como un gato se subió, cogió el arma y la orientó hacia los boches. La verja prácticamente no existía y no había protección. Los dos primeros giraron sobre sí mismos, al tercero le fragmentó la cabeza y a un cuarto saltó hacia atrás cuando las balas del calibre 7.92 le alcanzaron el pecho. Uno intentó huir pero fue Valverde quien lo remató con dos certeros disparos de su M1. Justo cuando parecía que estábamos a la par sonó un silbido.
-Mortero!!!!!, Fuera!!! Fuera!!!!
Salimos corriendo de entre los semiorugas hacia el lugar donde estaban antes los alemanes. Cuando echábamos cuerpo a tierra, explotó el 251 y una segunda granada lo envolvió en llamas. Sonó otro silbido y el proyectil cayó en la parte trasera del tanque. Cristiano e Iker estaban en apuros. La MG42 no les daba respiro y voló otra granada que cayó en la torreta y explotó encima del tanque. No veíamos entre el humo a nuestros compatriotas. Percibí que la MG42 recargaba así que ordené fuego a discreción y grite a los tanquistas que se acercaran. Si es que estaban vivos. Eritz se desplazó unos metros para obtener posición de disparo cuando de entre el humo y las llamas del tanque aparecieron Iker y Cristiano, a toda velocidad y agarrándose el casco. El humo les protegió porque los alemanes dispararon a ciegas y no acertaron. Eritz si porque al abrirse un claro, apuntó y sin dudarlo apretó el gatillo. La bala pasó entre la humareda y se oyó un lamento en alemán. Blanco conseguido. Otro silbido y granada que cae entre le Sdkfz y nosotros. Nos agachamos para esquivar la onda expansiva. Otro silbido y el vehículo que quedaba saltó por los aires. Los próximos seremos nosotros. Veo que Eritz me alza las cejas y sonrío. Solo hay una cosa que hacer. Me quedan cinco rangers, dos tanquistas, dos del anticarro, un paracaidista y un británico. Es la hora de los audaces y valientes. Pregunté a los míos.
-Cual es el lema de los rangers??
-LOS RANGERS ABREN CAMINO!!!!!!!!!!
Y tras eso salimos a la carrera y cargamos contra el enemigo. Tras el estupor inicial, los que no eran rangers nos siguieron.
- CITA CON EL DESTINO!!!!

Solo oí a Eritz que salió en pos nuestro. A los demás solo pude escuchar que gritaban pero no distinguí que. Bastante tenía con lo que había tras el humo de los semiorugas. No veía nada pero me zambullí en un humo negro, espeso y con fuerte olor a combustible. Salimos de estampida por el otro lado. Los alemanes acababan de lanzar un proyectil y preparaban otro. Pero no estaban preparados para los que les vino encima. Aullando como posesos salimos de la negrura con las armas listas y a la carrera. Antes de empezar a ver algo ya estaba disparando. Y en cuanto situé a los del mortero barrí la posición. Iturraspe iba a mi lado y a su izquierda Valverde, ambos con los M1. Un alemán apoyado en la trinchera recibió dos balazos en la cara, otro que estaba saliendo, en la cadera y en el hombro. La MG42 giró y cazó a Zubikarai en el estómago. Este trastabilló, apretó el gatillo pero no puedo levantar su arma y la bala dio en el suelo. Prieto y Eritz se ocuparon de la ametralladora. Prieto disparó y le dio al encargado de recargar en la frente. Sin nadie que aguantase la ristra de balas, la MG42 calló. Antes de que alguien se acercara a ayudar, Eritz saltó y chocó con el encargado de disparar rodando los dos por el suelo. Un boche disparó y su tiro me rozó la frente, yo respondí y le metí una bala entre los ojos. Después de eso no hubo más disparos. No echamos encima de ellos como una avalancha. Con un poderoso salto caí dentro. Me revolví y golpeé con la culata la cara de un enemigo. Se oyó el crujido de una mandíbula rompiéndose. De reojo vi un uniforme de la Wermacht.  Con la culata de nuevo, golpeé en el estómago y cuando se agachó le disparé en la nuca. Con un velo de sangre en los ojos avancé furioso. Un alemán disparó su MP44 acertando a Vela en el pecho y vientre. Empuñé mi arma y desde la cintura le envíe una ráfaga. Saltó el cargador vacío. No había tiempo para recargar. Dejé caer el arma y empuñé mi Knucle. Se lo clavé al que había matado a Vela en la garganta, de abajo a arriba. Lo empujé compañero suyo que venía detrás. Lo utilicé de escudo y le rajé el estómago con un fuerte tajo. Abrió la boca y se miró la herida por donde le salían los intestinos. Le clavé dos veces en el pecho y cayó. Saqué mi colt y disparé en la frente a uno que venía de un camión aparcado detrás de la trinchera, entre unos altos setos de bocage. Eritz, Aitite y yo nos dirigimos hacia allá. El Webley de Aitite mató al conductor cuando intentaba arrancar el vehículo. Un enemigo bajó por la parte trasera y fue Eritz quien se encargó de él. Le disparó en las piernas cuando saltaba y luego lo remató cuando tocó suelo. Siguiendo con la inercia cogí velocidad y me tiré debajo del camión seguro de que al otro lado había más. Y no me equivoqué. Di una vuelta en el suelo y salí con el colt hacia arriba. Al primero que me vio le disparé en la boca.  Se desplomó. Moví mi brazo hacia atrás. Dos disparos en el pecho al que intentaba reaccionar. Volví a girar sobre mi mismo justo cuando unas balas me buscaban. Apreté el gatillo y el que me disparaba se encontró con un bala en el ojo. Le disparé otra vez según caía por si acaso. Me levanté. Cogí una MP44, comprobé la munición, la amartillé y me fui hacia el fragor del combate. Aparecieron dos figuras por la parte delantera del camión, levanté el arma y

EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA CON LA INFANTERÍA VI

Nos reagrupamos. Eramos 12 de mis hombres, un tanque,3 del grupo de cazacarros de Mesi, Eritz y el Aitite. Dejé a dos con los prisioneros. Mi hermano nos informó de que su grupo estaba aislado en el pueblo de Villiers, que se encontraba en el camino hacia el puerto de Cherburgo, objetivo clave para los aliados. Pedimos ayuda por radio pero había tremendos combates así que decidimos ir solos. Con el Sherman del capitán Ronaldo en vanguardia y los demás en abanico emprendimos la marcha. Ibamos cautelosos, atravesando bocage y muy atentos a posible emboscadas. De la parte oeste nos llegó fuego de mortero. Pudimos oir el silbido y nos guarecimos. Cayeron los obuses opero sin daños y todavía con  el polvo provocado por dichas explosiones cayendo, ordené al tanque que se desplazara hacia ese punto. Detrás de él salimos Eritz, Aitite y yo. Con una seña indiqué a los demás que mantuvieran posiciones. El tanque destrozó bocage del pequeño a su paso e irrumpimos en una posición alemana. Los hombres de Ronaldo abrieron fuego y destrozaron la protección. Mientras recargaban, atacamos. Un cabo alemán cargó un panzarfaust pero Aitite disparó según corría y le descerrajó un tiro entre los ojos. Otro intentó coger el panzerfaust pero esta vez fui yo quien se lo impidió. Sin apuntar, lancé varias ráfagas que barrieron la zona. No lo había levantado cuando mi cortina de balas, le sesgó brazo, hombro y cabeza. Moví la metralleta y pude despachar a dos que salieron de la trinchera. Les pillé asomando y recibieron los tiros en la cara. Tampoco Eritz perdió tiempo. Su carabina era mortal y acabó con tres. El que quedaba disparó mientras huía pero sin acierto. Un tiro de Aitite entre los omoplatos acabó con él. Nos quedamos quietos porque allí no había morteros. De improviso la torreta giró y disparó por encima de nuestras cabezas hacia un seto que teníamos  a la izquierda. Una gran llamarada salió del lugar del impacto y vimos volar trozos de soldados alemanes. Si no llega a ser por el Sherman habríamos estado en un apuro aunque casi nos deja sordos. Los tres miramos al tanque de donde se abrió la escotilla y emergió un sonriente capitán Ronaldo que hizo un gesto con la mano y le dio una calada a su puro. Nos acercamos solo para constatar que no quedaban más soldados de la Wermacht. Por lo menos vivos. Volvimos a nuestra posición original. Para no exponer al tanque ordené que DelaBella y Eritz hicieran de avanzadilla. El resto de los hombres le seguíamos a una prudente distancia. No tardamos en oir disparos. Reconocimos los nuestros y los de MP40. Aitite, Martínez, Etxeita y yo salimos en ayuda. Pero cuando llegamos Eritz y DelaBella había conseguido acabar con cinco alemanes. De pronto mas disparos. Echamos cuerpo a tierra. Aitite no perdió el tiempo. Se echó su fusil al hombro y apuntó. Buscó y disparó. Un grito y un alemán menos. Eritz y yo corrimos semiagachados hasta una pequeña cabaña de madera. Yo me escondí tras un árbol pero Eritz siguió corriendo, puso el pie en la ventana y se encaramó al tejado. Un alemán lo vio y sacó su brazo para disparar. No lo dejé. Apoyé mi Thompson en la mejilla y disparé. El boche salió catapultado hacia tras con varios disparos en su pecho.. Cogí una granada de fragmentación, le quité la anilla y la lancé como si fuera un portero del futbol ese que ven los europeos, con una suave parábola hacia la ventana. Pero mala suerte, porque se asomó un alemán. Le pegó en la cabeza y rebotó al suelo. El alemán vociferó.
-Achtung, achtung!!!!! Granaden!!! A cubierten todosen!!!!
Explotó y aproveché para desplazarme tres arboles mas a la izquierda. Vi una mano disparar al azar y en cuanto vi un casco disparé. El casco voló por los aires y por la ventana cayó un boche muerto. Pude oir a Eritz moviéndose por el tejado. Oía también el tanque pero los árboles le impedían acercarse. De reojo vi un alemán por una esquina pero un disparo de francotirador, Aitite, le hizo morder el polvo. Corrí y me pegué a la pared. Como mis hombres iban por la parte delantera, me fui por detrás. Asomé a una esquina. Un Sdkfz 251 se encontraba con el motor dispuesto. Un conductor esperaba al volante y otro hacía ostensibles gestos desde el habitáculo al interior de la casa para que montaran. Salieron dos. El que hacía gestos levantó la vista y vio a Eritz en el tejado y acto seguido le metió un balazo en la frente. Los que estaban saliendo se pararon y ese fue mi momento. Un paso adelante y la Thompson a pleno funcionamiento. Con ella apoyada en la cadera, uno recibió los disparos en el pecho girando como una peonza. El otro intentó levantar su Luger pero no pudo ni apuntar. Varias balas cambiaron su cabeza por un amasijo de carne. El conductor sacó su arma y me acertó en el hombro. Joder!!!, siempre en el hombro.  Me dejé caer para ofrecer menos blanco. El conductor intentó arrancar. Sonó un rifle británico,  en el parabrisas apreció un agujero y después se llenó de sangre. Miré al bosque y pude observar la enguantado mano de Aitite saludando. De una ventana salió una granada. Me levanté con celeridad y puse el semioruga entre la granada y yo. Explotó pero sin consecuencias. Cambié el cargador de la Thompson y disparé una ráfaga sin apuntar, solo para evitar alegrías. Las ventanas estaban vacías. Rodeé el vehículo, presto con el arma. Miré al tejado y arqueé las cejas a Eritz pero él se encogió de hombros. Me apoyé de espaldas y Aitite me hizo un gesto afirmativo. Me arriesgué. Corrí hacia la izquierda,  salió uno de la segunda ventana pero aunque pudo apretar el gatillo, sus balas salieron sin dirección porque Aitite le atravesó el cuello con una bala de las suyas. Seguí con mi inercia hasta golpearme con la pared de la casa. En el hombro herido. Me mordí los labios  para no gritar de dolor y delatar mi posición. Busqué  acercarme a la ventana. Por la parte delantera se oían disparos y gritos en inglés y alemán. Un rápido vistazo y eché la cabeza hacia atrás. Dos alemanes desmontando una MG42. Uno de ellos se acercó a la ventana y en cuanto asomó el coco le golpeé con toda la fuerza que tenía. Se desmayó inconsciente. El otro gritó
-Hans!!! Que pasen!!! Don…

No pudo decir más porque metí la metralleta y le disparé una ráfaga en la cara. Apoyé mi mano en el alfeizar y salté dentro. La MG42 estaba desmontada e iba a perder mucho tiempo montándola de nuevo. Me acerqué a la puerta. Se oían pasos rápidos y por la puerta vi pasar a dos alemanes. Me escondí tras una mesa pero uno vio los cadáveres de sus compañeros y paró al otro. No había tiempo para  tonterías. Cogí la mesa en brazos y la arrojé encima de ellos mientras entraban. Tras la mesa, mi Thompson escupió fuego. Protegido por la mesa, disparé al primero en las piernas y al segundo en la cara. Rematé al del suelo y salí a un pequeño pasillo. A mi izquierda un boche cruzaba de una puerta a otra y se quedó estupefacto al verme. Antes de que reaccionara, salió desmadejado hacia adelante cuando recibió varios disparos en la espalda procedentes de una puerta detrás suyo. No veía a mi compañero aunque suponía quien era. Varios disparos cruzaron de una puerta a otra y se oyeron gritos de alemanes heridos. De la puerta se asomó Eritz y me guiñó el ojo. De la parte delantera llegaban mas disparos. Nos asomamos. Tres alemanes pasaron corriendo y salieron por una ventana trasera. No llegaron muy lejos. Aitite estaba preparado. Uno lo recibió en el pecho, sin reacción otro en la cabeza y el tercero se tiró al suelo. No pudimos ver más porque oímos a mis hombre asaltar la casa. Los pocos alemanas que quedaban se parapetaron en una habitación. No les sirvió de nada. Mesi se acercó con el bazooka y reventó la puerta. El proyectil atravesó la frágil madera y explotó dentro de la habitación mientras los que estábamos fuera nos protegíamos.Nos asomamos dentro con precaución pero no hacía falta. Por todas las paredes había cachitos de alemanes. Justo cuando constatábamos que no había alemanes sonó un estruendo y parte de la pared trasera voló en pedazos. Del bocage surgieron unos alemanes. Uno de ellos estaba cargando el panzerfaust de otro dispuesto a disparar de nuevo. Detrás de ellos venía un Sdkfz 250 con su MG34 disparando como un loco. Afortunadamente, un balazo de Aitite lo tiró al suelo. El semioruga frenó bruscamente y bajaron mas alemanes. Eritz lanzó una granada. yo acompañé el lanzamiento disparando a discreción  y pude ver caer a un par de alemanes antes de percatarme que el panzerfaust iba a abrir fuego. Me tiré al suelo y sobre mi cayó una lluvia de cristales y astillas de madera. Había que acabar con ese panzerfaust. Sonó el cañón del Sherman pero no podía meterse por el intricado bocage ya que no era rino y por lo visto tenía enemigos cerca. Cuando me devanaba los sesos buscando una solución aparecieron Mesi y Xavi por una de las puertas. Su bazooka rugió y el proyectil explotó sobre el cuerpo de uno de los que apoyaban al del panzerfaust. De un plumazo, Masi acabó con cuatro alemanes que saltaron hechos pedazos. Cayeron varias granadas. Tras su explosión, tres alemanes intentaron pasar dentro de la casa. Asomé mi arma y a uno lo alcancé cuando saltaba, en el pecho recibió la descarga. Intenté acabar con los otros dos pero me dispararon desde el semioruga y tuve que esconderme. Sin embargo de una ventana se escuchó el percutir de la Browning y sus balas despejaron el flanco izquierdo. Con una precisión mortal, cuatro alemanes recibieron plomo  a la altura del pecho y cuello. Desde el Sdkfz respondieron con la MG pero de nuevo Aitite hizo cantar su Lee-Enfield y otro alemán al suelo con una bala en la cabeza. De debajo del semioruga, dos boches salieron arrastrándose y se dirigieron a la posición del Aitite. Yo vi con el reojillo movimiento en una ventana lateral y allí en fui con la Thompson en ristre. Cayeron dos granadas. Rápidamente me agaché, cogí ambas con una mano y las devolví por la ventana. Ni llegaron al suelo. En el justo momento en que un alemán asomaba el bigote le explotaron en la cara. En dos saltos me planté en la ventana y me asomé. Uno con la cara reventada y dos más en el suelo heridos. Se acercaban otros por la derecha. Rematé a los heridos y  disparé a los que venían. Se me acabó el cargador. Eritz me sustituyó en la ventana mientras metía el cargador. Saqué el arma por encima de Eritz y acompañé su fuego. Solo pude ver cómo caía uno de ellos antes de volver a la parte delantera donde mis compañeros estaban sufriendo un continuo vendaval de balas. Intenté pasar pero las balas entraban por el agujero hecho por el panzerfaust y era arriesgado. Salí por la parte delantera decidido a emular a Eritz. Trepé por una ventana y me subí al tejado. Lo atravesé con rápidas zancadas y llegué al otro lado. Desde mi privilegiada posición pude ver la situación. Tres en el semioruga, uno de ellos había conseguido agarrar la MG34 y estaba machacando la casa. Dos más estaban disparando desde la trasera del vehículo. El objetivo principal era la ametralladora. Le metí dos balazos en la cabeza y cayó sobre uno de sus compatriotas. El otro lado levantó los ojos y le metí una ráfaga entre los ojos. Para cuando el último se quitaba al muerto de encima yo ya había apretado el gatillo y fue a caer por el lateral del camión con varios impactos en el cuerpo. Me tumbé y observé la batalla de debajo. Era muy difícil apuntar y mucho menos acertar. Contemplé el Sdkfz, di dos pasos atrás y salté. Pensé que no llegaba pero el fuerte golpe contra el parabrisas me dejó momentáneamente sin aliento. Aún sin resuello, pasé por encima de la cabina, caí al habitáculo de la ametralladora, le pegué una patada a unos de los muertos y cogí el arma. Esta es la mía. Tenía apostados en la pared de la casa, nueve alemanes. Tuve problemas para conseguir poner de nuevo la ametralladora en posición. Esto no estaba en el curso de adiestramiento de Cap Forrest. Aquí me gustaría ver al Comandante Borja y eso de que "luchamos con cualquier arma". Una vez lo 

EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA CON LA INFANTERÍA V

No nos dio tiempo ni a saludarnos. Se oyeron disparos y de la espesura apreció un batallón de alemanes. Cogimos una MG42. Con gesto de las cejas pregunté por sus compañeros pero negó con la cabeza así que imaginé que ahora no había compañeros. Eritz sostenía las balas y yo le daba al gatillo. Al principio disparé muy lejos y Eritz arqueó las cejas. Centré la mira y volví a disparar. Los alemanes atravesaban el patio a la carrera. Mis hombres se aprestaban a la defensa pero nosotros teníamos ventaja de posición. Al primero que di recibió las balas en ambas piernas, moví la MG42, el segundo sobre el pecho, mas, otros en la cadera, otros dos les segué la cabeza. De la casa abrieron fuego. Cayeron mas enemigos. Yo seguí a lo mío. Uno con la espalda hecha trizas, otro el hombro y la cabeza. La MG42 rugía pero se estaba calentando y pronto se encasquillería. Vaciamos un cargador. Eritz se giró y cogió otro. Lo metió. Accioné el percutor y empezó de nuevo el baile. Uno en la cabeza, el de detrás en el pecho y un tercero en la mano, brazo y cabeza. Tras este los alemanes se replegaron tras los árboles. Esperamos. Eritz no. Se levantó con cuidado, cargó un mortero, apuntó y bombardeó las posiciones enemigas. De esas posiciones se oyó un panzerfaust que nos pasó por encima. El siguiente disparo destrozó parte de nuestra protección. Dirigí la ametralladora hacia donde salían los proyectiles. Esa zona recibió otro cargador entero. Pero disparé a los árboles. Los trozos de árbol partidos por mis balas se convertían en cuchillos que caían sobre los enemigos. Eritz gritó:
- Intentan rodearnos- Y me señaló un grupo de alemanes que venían por detrás de la posición. Cogió dos MP40, se tocó el casco y se fue. Mi ametralladora se atascó y tuve que arrastrarme hacia la otra. Encima de ella estaba uno de los compañeros de Eritz, con el estómago destrozado.Entre que  llegué, me coloqué la cinta de balas alrededor del cuello y preparé el arma pasaron unos valiosos segundos que los alemanes aprovecharon para acercarse a mi posición. Disparé a los últimos. Uno de ellos en la cara, el de su lado, en el pecho y los dos que pude antes de perder objetivos barridos a la altura del cuello. Se me había colado alguno al pie de la elevación. Oí un silbido y miré hacia la casa. DelaBella  levantó cuatro dedos por cuatro enemigos. Solté la ametralladora y cogí mi colt y una MP40. Y antes de nada dejé caer unas granadas que encontré por ahí para ir abriendo camino. Explotaron pero no supe si hicieron blanco. DelaBella intentó apuntar pero de nuevo cargaron desde el boccage así que tuvo que defenderse de lo que le venía. Me retiré de espaldas y de rodillas hasta apoyarme en uno de los sacos de arena. De reojo vi otro compañero de Eritz, con un balazo en la sien. Volaron dos granadas pero lejos de donde me encontraba. Silencio. De pronto una cabeza. Ráfaga de ametralladora y cabeza que desaparece. Me moví justo a tiempo porque cayeron otras dos granadas. Rodé sobre mi cuerpo y cuando explotaron estaba protegido. Ruido y un alemán sobre mi izquierda. Apoyado sobre mi hombre y con la MP40 de perfil le disparé entre los ojos. Oí que al caer tropezaba con alguien que juraba en alemán. Como una serpiente, me levanté y me tiré por donde había caido el enemigo. Caí sobre uno que estaba enredado con el que había matado. Disparé a centímetros de su cara. Me dejé arrastrar por la pendiente y balas silbaron cerca de mí. Me golpeé con un peñasco y me protegí al otro lado. Disparé sin apuntar y me asomé. No lo veía. Desde la casa, DelaBella me indicaba con el dedo freneticamente . Salí corriendo por el lado contrario. Cuando llegué a la altura del parapeto me eché cuerpo a  tierra. El alemán salió cuidadoso pero no me esperaba. Lo fulminé antes de que me viera. Me volví a guarecer en el refugio y cuando cargaba de nuevo la MG40 ocurrieron dos cosas. Aparecieron tres Tigers en el patio de la granja y Eritz volvió a mi lado. Nos miramos y luego miramos el Flak. Busqué la munición y cuando la encontré cargué un proyectil del 88. Mientras tanto, Eritz giraba la manivela de dirección con presteza. Lo dirigió contra el primero de los Tigers. Estos dispararon contra la casa. Nuestro Flak rugió y nos llenó de humo. De inmediato oimos la explosión. Impacto directo y tanque por los aires. Cogí otro proyectil. Eritz miraba por el visor buscando un nuevo blanco. Los tanques nos buscaban. Sus torretas estaban moviéndose. Cargué y Eritz disparó. Pero no lo paró. Le dió en la parte lateral. Otro proyectil metido y movimos ligeramente el cañón. Rápido rápido. Mirada por visor y disparo. Impacto. Dos menos. Pero el tercero nos había localizado. Soltamos el Flak y nos lanzamos por encima de los sacos de protección. Disparo del Tiger y explosión tremenda. Nos habíamos quedado sin parapeto y sin protección. Detrás del tanque venían varios soldados de la Wermacht con las ametralladoras listas. Bajamos resbalando por la pendiente hasta los árboles. Me golpeé el pecho contra el árbol pero tenía protección. El tanque se había olvidado de nosotros pero no los soldados que se acercaban. En otro árbol cerca de mi estaba Eritz. Le hice un gesto. Primero yo. Hice la cuenta atrás con  los dedos y salí empuñando la MP40. Conseguí sorprender cuatro que antes de que se pudieran esconder recibieron las ráfagas de la ametralladora. Pude ver que dos caían pero antes de ver nada mas, los de detrás dispararon y me tuve que esconder. Eritz preparó su carabina M1 y también hizo la cuenta atrás pero se asomó de rodillas. Uno, dos, tres disparos y se metió. Oí gritos y explosión. Le pregunté con el pulgar cuantos. Me miró, sonrió y me levantó cuatro dedos. Como que cuatro??, me arriesgué y me asomé. El muy pendejo le había dado a uno que iba con el lanzallamas y la explosión había matado a dos. Vi que salía él y disparamos los dos. La explosión del tanque de combustible había despistado a los hombres y fueron presa fácil. Yo me encargué de la derecha, matando a dos en la cabeza, un tercero en el cuello y uno que trataba de esconderse en cadera y hombro. Por parte de Eritz también cayó alguno más. Nos quedamos expectantes por si acaso. Tres bajaban corriendo hacia la protección de sus compañeros. De repente, dos fueron abatidos en plena carrera. El último tropezó y terminó arrastrándose hacia donde estaban los restantes soldados alemanes. Eritz y yo nos miramos preguntándonos de donde carajo habían salido disparos. De la casa no, imposible. En ello estábamos cuando un alemán fue abatido por un tiro en el cuello. Le señalé a Eritz los árboles. Un francotirador estaba subido a uno de ellos y estaba machacando  a los boches. Y sonó de nuevo un disparo. Un boche que estaba subido en la parte trasera lo recibió en la cabeza y se desparramó. Pude distinguir el sonido. Un Lee-Enfield 4. Nuestro amigo desconocido era un británico. Los alemanes montaron dos morteros y el tanque siguió adelante, hacia la casa, disparando dos proyectiles que destrozaron la pared superior y lanzando ladrillos en todas las direcciones. No podía pensar en los hombres de la casa. Si el equipo de Mesi no respondía con sus bazookas sería por algo pero había que destruir el tanque. Y acabar con los morteros que en  cuanto estuvieron colocados empezaron a escupir granadas de fragmentación. Fuimos de árbol en árbol acercándonos. El francotirador volvió a disparar e hirió a uno de los operarios de los morteros. Eritz lanzó una granada. Esta trazó un arco en el cielo y cayó cerca de los morteros. Explotó y aproveché para situarme con opciones de tiro, tras unos tupidos setos. El tanque rotó su torreta y disparó entre los árboles. Desde mi posición vi a Eritz, estaba bien y trataba de bajar por el otro lado. Observé movimiento en el tanque hacia la casa. La parte frontal del Tiger recibió un impacto de bazooka. Ahí estaban los chicos de Mesi. El tanque respondió. Tenía abollado el chasis pero seguía operativo. Alemanes corriendo.  Salí de mi escondrijo y disparé hasta agotar el cargador. Maté a dos epro estaban prácticamente desarmado. Solo me quedaba el colt. Cuatro balas y los cargadores de repuesto. La Luger estaba en el cinto pero sin balas. Agucé el oído. Repté hacia atrás y me metía en un hoyo de alguna explosión. Salieron tres alemanes disparando donde había estado instantes antes. Estaba preparado. Un tiro entre los ojos, otro en la cara al de al lado y cuando me disponía a abatir el tercero, le volaron la cabeza. Mi amigo británico. Me arrastré sobre mis codos y cogí dos MP40 y cuatro cargadores para mi Luger. Corrí agachado para acercarme al tanque. Algo había que hacer. Llegué a un pequeño murete. Me asomé y vi el Tiger quieto. Su artillero se puso a los mandos de la 7.62 dispuesto a ametrallar la casa. Antes de que lo hiciera le metí una bala de su compatriota Luger en la cabeza. Los soldados que iban detrás mio me vieron. Estaba listo. Otra salió a la torreta y lo mató el fracotirador. Me lanzaron granadas, corrí diez pasos y me tiré al suelo. Detonaron tras de mí y me aturdieron. Si no me despejaba era hombre muerto. Meneé la cabeza. Estaba de rodillas buscando mis armas cuando la tierra se estremeció. Me senté mareado. Aún así puede distinguir como el Tiger giraba su torreta pero hacia el lado contrario. Entre el boccage pude ver a nuestro tanque salir al patio y disparar contra el Tiger. El proyectil explotó y reventó la torreta. Cargaron de nuevo y esta vez, el Tiger acabó calcinado. Por detrás de los de la Wermacht llegó Eritz, disparando sin cesar su arma. Junto a él corría un desconocido. Me aclaré la vista. Lucía el uniforme del ejército británico. Desde la casa salieron los hombres que había sufrido el ataque del tanque. Los alemanes estaban rodeados pero intentaron resistir. Sus disparos mataron a Iturraspe e hirieron a DeMarcos y Martínez. Desenfundé mi colt y disparé. Pero seguía mareado y fallé. Un alemán se dio la vuelta y me apuntó. Eso me despejó. Volvía disparar y le metí dos balazos en el pecho. Los pocos que quedaban se rindieron. Dejaron sus armas en el suelo y levantaron los brazos. Cojeando me acerqué y ordené a DelaBella y Zubikarai que los vigilaran mientras el doctor Valverde se encargaba de los heridos. Llegó mi hermano sacudiéndose la tierra del uniforme. Le puso la mano en el hombro al inglés y dijo:

 - Coronel Urruela, francotirador letal del II Ejercito británico, conocido por sus hombres como Aitite.

EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA CON LA INFANTERÍA IV

Después de esa caída, fui afortunado porque me recogió un jeep de los nuestros y me llevó a un  hospital de campaña donde pasé siete días. Cuando me reincorporé, recibí la noticia de que me habían ascendido a capitán, me habían concedido la estrella de plata y tenía una misión. Había muchos problemas para atravesar el boccage así que montaron un equipo mixto con veinte hombres bajo mi mando, tres Sherman al cargo del Capitán Ronaldo y un grupo de anticarro con el teniente Mesi liderándolo. Cuando nos desplegamos recibimos mas información. Un grupo de muchachos de la 101 aerotrasportada estaba aislado en un pueblo al oeste de la península de Cotentin. Era nuestro objetivo. Pronto recibimos fuego de mortero. Afianzamos nuestra posición antes de entrar en el boccage y pedimos ayuda por radio. No esperamos mucho. Dos bombarderos Invaders surcaron el cielo y dejaron caer una lluvia de fuego en las posiciones enemigas. Aprovechando el caos, uno de los tanque rino embistió el denso follaje y se abrió paso. Descubrimos dos posiciones de mortero destruidas y las dejamos atrás en formación de cuña. Los dos tanques rino por delante, el otro Sherman detrás con mis hombres en abanico cubriendo los flancos y los hombres de Messi incrustados dentro de la formación. Se oía lejano ruido de artillería. Volvieron los Invaders en vuelo rasante pero se convirtieron en dos bolas de fuego cuando un granado fuego antiaereo los alcanzó cuando se disponían a elevarse. Empezaba lo bueno porque delante nuestro seguro que había flaks. Desplegué ocho hombres por la izquierda y sonaron disparos cerca. Salimos tras los tanques a un camino entre dos setos y a nuestra izquierda aparecieron dos Tigers. Dos de los Sherman  giraron torretas y dispararon sin producir apenas daños. Me tiré hacia atrás y envié al grupo de Mesi junto con cuatro de mis hombres. Corrieron agazapados y ocultos por el follaje. Los restantes, cruzaron el camino mientras los Sherman y los Tiger se disparaban mutuamente. Atravesamos setos y nos encontramos con una granja de donde nos recibieron con disparos. Antes de refugiarnos cayeron Iraola y San José. Volví atrás para ver cómo iban los tanques. Mientras tanto ordené colocar la Browning y atizar fuego. Los Sherman disparaban sobre los Tiger pero frontal. Uno de los rinos avanzó para apoyarnos y el otro buscó mejor posición saliendo del camino. No llegó muy lejos porque un proyectil impactó en su torreta. Lo zarandeó pero no lo destruyó. El segundo Tiger se escudaba detrás de su compañero pero eso no lo salvó. De entre las hojas, se asomó un bazooka y le destrozó el lateral.. Salieron tres hombres antes de que el tanque reventara. Mis hombres cogieron el relevo. Prieto y Vela sacaron sus M1 y con rápidos disparos acabaron con el primero. El segundo disparó su MP40 mientras saltaba a tierra. Mis hombres se escondieron tras un árbol y en cuanto y cuanto aterrizó,  surgió Prieto y le atravesó el cuello. El tercero fue más listo. Lanzó una granada que obligó a los míos a resguardarse de nuevo lo que aprovechó para escapar. El primer Tiger, viéndose rodeado se lanzó hacia adelante. Su velocidad le permitió echarse encima del Sherman del camino. A corta distancia el cañón del 88 KWK36 fue mortal. Un disparo y el Sherman se detuvo de golpe con el frontal dañado. El artillero del Sherman se precipitó y su tiro apenas rozó al enemigo que lo machacó. Disparo franco y letal. El proyectil perforante atravesó el blindaje y el  tanque explotó en llamas. Sin embargo ese movimiento había dejado expuesto su flanco y otro Sherman no lo desaprovechó.  La torreta apuntó y el artillero disparó, logrando un impacto. Pero el blindaje alemán resistió aunque su tanque dio un bote y quedó ladeado. Su torreta se movió buscando al Sherman en el que, evidentemente, su artillero se afanaba por volver a disparar. Pero el que disparó fue Busquets. Rodilla en tierra, bazooka al hombro, protegido por Prieto y Zubikarai y detrás del Tiger. Lo pulverizó con un proyectil Heat. Por si eso no bastara, el Sherman le mandó otro proyectil y ahí acabó la oposición blindada. Volvimos con mis hombres de la granja, parapetados tras el tanque. De pronto el Sherman que nos cubría recibió hasta tres impactos directos y acabó calcinado. La onda expansiva mató a Gurpegi, Iraizoz y Rico. Los demás corrimos a escondernos y buscar protección. Recibíamos fuego de artillería desde el este así que le hice un gesto al último Sherman. Que diese marcha atrás y rodeara por el oeste. Tras verlo alejarse, me asomé discretamente. Lo teníamos jodido. Aparte de la casa, los malditos alemanes había emplazado mortero, dos MG42 y una MG34 en una elevación distante unos 50 metros de la casa. Y delante una trinchera. Me arrastré y cogí el Springfield de Iraizoz y volví a mi sitio original, cargando el rifle. En el momento en que apuntaba, vi por el visor caer varias granadas en el reducto alemán. Distinguí un soldado americano saltando. Cando estaba en el aire recibió un disparo desde la casa. Deduje que de un francotirador, así que barrí la fachada con mi visor, consciente de que si el enemigo me veía primeros, era hombre muerto. Hice una pasada, otra y no veía nada. La tercera por fin, vi algo. Tercera ventana del segundo piso. Me quedé fijo, esperando mi oportunidad. Los segundos se hicieron eternos. Respiré hondo y regulé mi respiración. Asenté el fusil en el suelo. Adelanté mi pierna derecha sobre el suelo para tener mejor estabilidad. Y esperé. Y la espera surtió efecto. Apareció el tirador. Nada más salir, le metí un balazo en el cráneo. Desde la elevación se oían disparos y gritos. De pronto silencio. Y al poco rato, cayó fuego de mortero sobre la casa. No sabía quién era pero había que aprovecharlo. Me incorporé y ordené el asalto. Salimos de entre los setos y corrimos hacia la casa. Viguera fue alcanzado pero los demás llegamos al patio. Aún no estaba todo hecho. Me refugié tras un tractor tirado. Había una MG42 en la puerta del granero. Miré quien estaba conmigo. Le hice un gesto a Pardo, que tenía granadas. Las tiró y al caer, rodé apuntando con el M1. Sonaron dos disparos y los alemanes de la ametralladora cayeron. Desde una ventana, oí el percutor de subfusiles. Pero mis hombres estaban atentos. Toquero salió de una esquina y mató a dos de las ventanas de arriba. Uno de los boches salió con un MP40 y le disparó. Toquero fue herido en la cabeza. DelaBella, detrás de él respondió al fuego alemán. Desde una puerta lateral, salió otro y alguien volvió a coger la MG42. Esto se ponía más complicado. Desde la elevación, las dos MG42 se giraron hacia la casa. Era una buena oportunidad. Pardo, Martínez, Susaeta y yo nos abalanzamos sobre la casa. Mientras unos entraban por la ventana, Susaeta y yo nos fuimos hacia la ametralladora. Para cuando quiso reaccionar, yo había volado por encima de ella y en mi caída me llevé por delante al tirador. Detrás mío, Susaeta se enzarzaba con el que cargaba. Yo me levanté rápido y le pegué una patada en la cara. Le cogí el cuello para asfixiarlo. Intentó soltarse pero yo era más fuerte. Percibí un destello en su mirada y ruido detrás mío. Me di la vuelta con él agarrado. Afortunadamente, porque un comandante alemán disparaba su Luger impactando en su compatriota. De una habitación salió Pardo y su Thompson acabó con el comandante. Solté al que yo tenía justo para ver cómo Susaeta se limpiaba la hoja de su cuchillo en el pantalón. Su rival estaba muerto con un tajo en el cuello. Entró DelaBella y apareció Martínez. Nos reagrupamos y registramos la casa. De una habitación del fondo se oyeron ruidos. Me agaché y cogí la Luger del comandante. Tiré la que tenía antes y empuñé Luger y Colt. Martínez nos cubría y fuimos precavidos. Asomó el cañón de una MP40 y disparé sin vacilar. En cuanto se apartó entré como un vendaval. Tres enemigos. Uno se llevó una bala del Colt en la cabeza, el que levantaba su arma a la izquierda recibió de la Luger entre los ojos y el tercero, que intentaba huir escaleras arriba, fue alcanzado por dos. Una del colt en el culo y otra de la Luger en el omoplato. Una ráfaga de la Thompson de Susaeta lo remató. Cuando me disponía subir percibí movimiento abajo. Salté por encima de la barandilla y caí delante de dos alemanes. Le sorprendí y disparé a quemarropa. Los dos salieron catapultados hacia atrás. Cogí una MP40 y recorrí el pasillo. Una granada cayó a mis pies. La di con el interior del pie, con rosca y me tiré hacia atrás. tras la explosión aparecieron tres alemanes. Desde mi posición del suelo pude abatir a los dos primeros pero el tercero se metió en una habitación contigua. Me puse en pie con la rapidez del rayo y me planté junto a la puerta pero arrodillado y el arma lista. Alguien se paró detrás mío. Siempre esperando que fuera amigo, no hice más que esperar. Una lucha de nervios. Y gané. Mi enemigo salió disparando pero a la altura de su pecho. Yo estaba arrodillado. Las balas pasaron por encima mío, no como la mías que le atravesaron la garganta de abajo a arriba. Volví la vista. Susaeta salía de detrás de una esquina. Seguimos patrullando la parte de abajo. Miramos en una habitación. Nadie,. De repente un ruido en el armario. No estábamos para tonterías.  Disparamos al unísono y de dentro surgió un alemán. Pero estaba ya mortalmente herido y aunque intentó levantar su fusil, le destrozamos el pecho a balazos. Miramos dos habitaciones mas pero parecía que no había nadie. Salí a la calle para ver caer a  un alemán que había saltado. Se oyó el crujir de sus rodillas. Ni me lo pensé. Levanté la MP 40 y dos ráfagas cortas lo enviaron al suelo. Desde arriba, DelaBella me confirmó que no había nadie más. El piso de abajo estaba sin enemigos. Cuando todo parecía limpio, subí al montículo a ver quiénes eran nuestros amigos. Salía humo de la trinchera. Pero humo, no de fuego. Olisqueé el aire. Olía a tabaco. A tabaco de pipa. Y no cualquiera. Tacaco Shuches. Ostras Julián!!! No puede ser. No puede ser. Rodeé el muro y allí estaba, sentado tranquilamente sobre la caja de los morteros, con una panzerfaust sobre las rodillas y haciendo círculos con el humo. Se quitó la pipa y me señaló con ella.
- Que pasa Enekutxi??, Donde coño has estado???.

Sonreí. Teniente primero de la 101 paracaidista, compañía Bird. Estrella de bronce al valor y Medalla al servicio aéreo. Muy aficionado al tabaco Shuches. Con esas gafitas que le daban aire de intelectual. Letal con cualquier arma pero incapaz de luchar en equipo, mi hermano Eritz.