Nos reagrupamos. Eramos 12 de
mis hombres, un tanque,3 del grupo de cazacarros de Mesi, Eritz y el Aitite. Dejé
a dos con los prisioneros. Mi hermano nos informó de que su grupo estaba
aislado en el pueblo de Villiers, que se encontraba en el camino hacia el
puerto de Cherburgo, objetivo clave para los aliados. Pedimos ayuda por radio
pero había tremendos combates así que decidimos ir solos. Con el Sherman del
capitán Ronaldo en vanguardia y los demás en abanico emprendimos la marcha.
Ibamos cautelosos, atravesando bocage y muy atentos a posible emboscadas. De la
parte oeste nos llegó fuego de mortero. Pudimos oir el silbido y nos
guarecimos. Cayeron los obuses opero sin daños y todavía con el polvo provocado por dichas explosiones
cayendo, ordené al tanque que se desplazara hacia ese punto. Detrás de él
salimos Eritz, Aitite y yo. Con una seña indiqué a los demás que mantuvieran
posiciones. El tanque destrozó bocage del pequeño a su paso e irrumpimos en una
posición alemana. Los hombres de Ronaldo abrieron fuego y destrozaron la
protección. Mientras recargaban, atacamos. Un cabo alemán cargó un panzarfaust
pero Aitite disparó según corría y le descerrajó un tiro entre los ojos. Otro
intentó coger el panzerfaust pero esta vez fui yo quien se lo impidió. Sin
apuntar, lancé varias ráfagas que barrieron la zona. No lo había levantado
cuando mi cortina de balas, le sesgó brazo, hombro y cabeza. Moví la metralleta
y pude despachar a dos que salieron de la trinchera. Les pillé asomando y
recibieron los tiros en la cara. Tampoco Eritz perdió tiempo. Su carabina era
mortal y acabó con tres. El que quedaba disparó mientras huía pero sin acierto.
Un tiro de Aitite entre los omoplatos acabó con él. Nos quedamos quietos porque
allí no había morteros. De improviso la torreta giró y disparó por encima de
nuestras cabezas hacia un seto que teníamos
a la izquierda. Una gran llamarada salió del lugar del impacto y vimos volar
trozos de soldados alemanes. Si no llega a ser por el Sherman habríamos estado
en un apuro aunque casi nos deja sordos. Los tres miramos al tanque de donde se
abrió la escotilla y emergió un sonriente capitán Ronaldo que hizo un gesto con
la mano y le dio una calada a su puro. Nos acercamos solo para constatar que no
quedaban más soldados de la Wermacht. Por lo menos vivos. Volvimos a nuestra
posición original. Para no exponer al tanque ordené que DelaBella y Eritz
hicieran de avanzadilla. El resto de los hombres le seguíamos a una prudente
distancia. No tardamos en oir disparos. Reconocimos los nuestros y los de MP40.
Aitite, Martínez, Etxeita y yo salimos en ayuda. Pero cuando llegamos Eritz y
DelaBella había conseguido acabar con cinco alemanes. De pronto mas disparos.
Echamos cuerpo a tierra. Aitite no perdió el tiempo. Se echó su fusil al hombro
y apuntó. Buscó y disparó. Un grito y un alemán menos. Eritz y yo corrimos
semiagachados hasta una pequeña cabaña de madera. Yo me escondí tras un árbol
pero Eritz siguió corriendo, puso el pie en la ventana y se encaramó al tejado.
Un alemán lo vio y sacó su brazo para disparar. No lo dejé. Apoyé mi Thompson
en la mejilla y disparé. El boche salió catapultado hacia tras con varios
disparos en su pecho.. Cogí una granada de fragmentación, le quité la anilla y
la lancé como si fuera un portero del futbol ese que ven los europeos, con una
suave parábola hacia la ventana. Pero mala suerte, porque se asomó un alemán.
Le pegó en la cabeza y rebotó al suelo. El alemán vociferó.
-Achtung, achtung!!!!!
Granaden!!! A cubierten todosen!!!!
Explotó y aproveché para
desplazarme tres arboles mas a la izquierda. Vi una mano disparar al azar y en
cuanto vi un casco disparé. El casco voló por los aires y por la ventana cayó
un boche muerto. Pude oir a Eritz moviéndose por el tejado. Oía también el
tanque pero los árboles le impedían acercarse. De reojo vi un alemán por una
esquina pero un disparo de francotirador, Aitite, le hizo morder el polvo.
Corrí y me pegué a la pared. Como mis hombres iban por la parte delantera, me
fui por detrás. Asomé a una esquina. Un Sdkfz 251 se encontraba con el motor
dispuesto. Un conductor esperaba al volante y otro hacía ostensibles gestos
desde el habitáculo al interior de la casa para que montaran. Salieron dos. El
que hacía gestos levantó la vista y vio a Eritz en el tejado y acto seguido le
metió un balazo en la frente. Los que estaban saliendo se pararon y ese fue mi
momento. Un paso adelante y la Thompson a pleno funcionamiento. Con ella
apoyada en la cadera, uno recibió los disparos en el pecho girando como una
peonza. El otro intentó levantar su Luger pero no pudo ni apuntar. Varias balas
cambiaron su cabeza por un amasijo de carne. El conductor sacó su arma y me
acertó en el hombro. Joder!!!, siempre en el hombro. Me dejé caer para ofrecer menos blanco. El
conductor intentó arrancar. Sonó un rifle británico, en el parabrisas apreció un agujero y después
se llenó de sangre. Miré al bosque y pude observar la enguantado mano de Aitite
saludando. De una ventana salió una granada. Me levanté con celeridad y puse el
semioruga entre la granada y yo. Explotó pero sin consecuencias. Cambié el
cargador de la Thompson y disparé una ráfaga sin apuntar, solo para evitar
alegrías. Las ventanas estaban vacías. Rodeé el vehículo, presto con el arma.
Miré al tejado y arqueé las cejas a Eritz pero él se encogió de hombros. Me
apoyé de espaldas y Aitite me hizo un gesto afirmativo. Me arriesgué. Corrí
hacia la izquierda, salió uno de la
segunda ventana pero aunque pudo apretar el gatillo, sus balas salieron sin
dirección porque Aitite le atravesó el cuello con una bala de las suyas. Seguí
con mi inercia hasta golpearme con la pared de la casa. En el hombro herido. Me
mordí los labios para no gritar de dolor
y delatar mi posición. Busqué acercarme
a la ventana. Por la parte delantera se oían disparos y gritos en inglés y
alemán. Un rápido vistazo y eché la cabeza hacia atrás. Dos alemanes
desmontando una MG42. Uno de ellos se acercó a la ventana y en cuanto asomó el
coco le golpeé con toda la fuerza que tenía. Se desmayó inconsciente. El otro
gritó
-Hans!!! Que pasen!!! Don…
No pudo decir más porque metí
la metralleta y le disparé una ráfaga en la cara. Apoyé mi mano en el alfeizar
y salté dentro. La MG42 estaba desmontada e iba a perder mucho tiempo
montándola de nuevo. Me acerqué a la puerta. Se oían pasos rápidos y por la
puerta vi pasar a dos alemanes. Me escondí tras una mesa pero uno vio los
cadáveres de sus compañeros y paró al otro. No había tiempo para tonterías. Cogí la mesa en brazos y la arrojé
encima de ellos mientras entraban. Tras la mesa, mi Thompson escupió fuego.
Protegido por la mesa, disparé al primero en las piernas y al segundo en la
cara. Rematé al del suelo y salí a un pequeño pasillo. A mi izquierda un boche
cruzaba de una puerta a otra y se quedó estupefacto al verme. Antes de que
reaccionara, salió desmadejado hacia adelante cuando recibió varios disparos en
la espalda procedentes de una puerta detrás suyo. No veía a mi compañero aunque
suponía quien era. Varios disparos cruzaron de una puerta a otra y se oyeron
gritos de alemanes heridos. De la puerta se asomó Eritz y me guiñó el ojo. De
la parte delantera llegaban mas disparos. Nos asomamos. Tres alemanes pasaron
corriendo y salieron por una ventana trasera. No llegaron muy lejos. Aitite
estaba preparado. Uno lo recibió en el pecho, sin reacción otro en la cabeza y
el tercero se tiró al suelo. No pudimos ver más porque oímos a mis hombre
asaltar la casa. Los pocos alemanas que quedaban se parapetaron en una
habitación. No les sirvió de nada. Mesi se acercó con el bazooka y reventó la
puerta. El proyectil atravesó la frágil madera y explotó dentro de la
habitación mientras los que estábamos fuera nos protegíamos.Nos asomamos dentro
con precaución pero no hacía falta. Por todas las paredes había cachitos de
alemanes. Justo cuando constatábamos que no había alemanes sonó un estruendo y
parte de la pared trasera voló en pedazos. Del bocage surgieron unos alemanes.
Uno de ellos estaba cargando el panzerfaust de otro dispuesto a disparar de
nuevo. Detrás de ellos venía un Sdkfz 250 con su MG34 disparando como un loco.
Afortunadamente, un balazo de Aitite lo tiró al suelo. El semioruga frenó
bruscamente y bajaron mas alemanes. Eritz lanzó una granada. yo acompañé el
lanzamiento disparando a discreción y
pude ver caer a un par de alemanes antes de percatarme que el panzerfaust iba a
abrir fuego. Me tiré al suelo y sobre mi cayó una lluvia de cristales y
astillas de madera. Había que acabar con ese panzerfaust. Sonó el cañón del
Sherman pero no podía meterse por el intricado bocage ya que no era rino y por
lo visto tenía enemigos cerca. Cuando me devanaba los sesos buscando una
solución aparecieron Mesi y Xavi por una de las puertas. Su bazooka rugió y el
proyectil explotó sobre el cuerpo de uno de los que apoyaban al del panzerfaust.
De un plumazo, Masi acabó con cuatro alemanes que saltaron hechos pedazos.
Cayeron varias granadas. Tras su explosión, tres alemanes intentaron pasar
dentro de la casa. Asomé mi arma y a uno lo alcancé cuando saltaba, en el pecho
recibió la descarga. Intenté acabar con los otros dos pero me dispararon desde
el semioruga y tuve que esconderme. Sin embargo de una ventana se escuchó el
percutir de la Browning y sus balas despejaron el flanco izquierdo. Con una
precisión mortal, cuatro alemanes recibieron plomo a la altura del pecho y cuello. Desde el Sdkfz
respondieron con la MG pero de nuevo Aitite hizo cantar su Lee-Enfield y otro
alemán al suelo con una bala en la cabeza. De debajo del semioruga, dos boches
salieron arrastrándose y se dirigieron a la posición del Aitite. Yo vi con el
reojillo movimiento en una ventana lateral y allí en fui con la Thompson en
ristre. Cayeron dos granadas. Rápidamente me agaché, cogí ambas con una mano y
las devolví por la ventana. Ni llegaron al suelo. En el justo momento en que un
alemán asomaba el bigote le explotaron en la cara. En dos saltos me planté en
la ventana y me asomé. Uno con la cara reventada y dos más en el suelo heridos.
Se acercaban otros por la derecha. Rematé a los heridos y disparé a los que venían. Se me acabó el
cargador. Eritz me sustituyó en la ventana mientras metía el cargador. Saqué el
arma por encima de Eritz y acompañé su fuego. Solo pude ver cómo caía uno de
ellos antes de volver a la parte delantera donde mis compañeros estaban
sufriendo un continuo vendaval de balas. Intenté pasar pero las balas entraban
por el agujero hecho por el panzerfaust y era arriesgado. Salí por la parte
delantera decidido a emular a Eritz. Trepé por una ventana y me subí al tejado.
Lo atravesé con rápidas zancadas y llegué al otro lado. Desde mi privilegiada
posición pude ver la situación. Tres en el semioruga, uno de ellos había
conseguido agarrar la MG34 y estaba machacando la casa. Dos más estaban
disparando desde la trasera del vehículo. El objetivo principal era la
ametralladora. Le metí dos balazos en la cabeza y cayó sobre uno de sus
compatriotas. El otro lado levantó los ojos y le metí una ráfaga entre los
ojos. Para cuando el último se quitaba al muerto de encima yo ya había apretado
el gatillo y fue a caer por el lateral del camión con varios impactos en el
cuerpo. Me tumbé y observé la batalla de debajo. Era muy difícil apuntar y
mucho menos acertar. Contemplé el Sdkfz, di dos pasos atrás y salté. Pensé que
no llegaba pero el fuerte golpe contra el parabrisas me dejó momentáneamente
sin aliento. Aún sin resuello, pasé por encima de la cabina, caí al habitáculo
de la ametralladora, le pegué una patada a unos de los muertos y cogí el arma.
Esta es la mía. Tenía apostados en la pared de la casa, nueve alemanes. Tuve
problemas para conseguir poner de nuevo la ametralladora en posición. Esto no
estaba en el curso de adiestramiento de Cap Forrest. Aquí me gustaría ver al
Comandante Borja y eso de que "luchamos con cualquier arma". Una vez
lo
No hay comentarios:
Publicar un comentario