Me llamo Eneko Fireball y soy Teniente primero adscrito a la
7ª División de Caballería Blindada del
ejército de los Estados Unidos y os voy a contar mi experiencia en el
desembarco de Normandía.
El viaje desde Southampton fue horrible debido al mal tiempo
y a la incertidumbre. Yo ya había desembarcado participando en la Operación Torch
y ahora estaba en la Operación Overlord.
La espera es lo peor, mirando el gris horizonte, vislumbrando las defendidas
playas francesas, fumando un cigarrillo tras otro y siempre pegados a nuestro
tanque, un Sherman M4 bautizado como The Flash. Mi dotación la formaban el Cabo
Asier, mi segundo al mando, el soldado de primera Endika, artillero, el soldado
Yelko, conductor y el soldado Víctor, operador de radio. Juntos esperábamos el
amanecer que llegó con el estruendo de todos los cañones de la Armada vomitando fuego
sobre los alemanes. Fue un infierno del que pensábamos que nadie saldría vivo.
Cuando vimos a nuestros compañeros de infantería caer como moscas nos
percatamos de nuestro error. Mi tanque formaba parte de la segunda oleada y
desembarcaríamos en la playa llamada en clave Omaha. No montamos en el tanque y
entramos en la lancha de desembarco con otros dos. En cuanto la lancha tocó
agua, el fuerte oleaje nos empujó hacia la izquierda. Yo llevaba el cuerpo por
fuera de la escotilla, con el agua en la cara y viendo al conductor de la
lancha hacer denodados esfuerzos por
reconducir el rumbo. Vi como las demás lanchas se separaban entre
grandes olas. De repente, el repiqueteo de balas resonó por todo el casco así
que me metí dentro y cerré la escotilla. Le grité a Yelko:
-
Cuando se abra la compuerta, hacia adelante!!!
No tardamos en oir el chasquido de la puerta y el tanque
saltó hacia la arena donde fue recibido por una lluvia de proyectiles.
-Asier, hacia la izquierda!!!, izquierda!!!
- Víctor!!!, gira!!!
El tanque se escoró intentando esquivar las balas. Tras
nosotros salió otro tanque con peor suerte. Un proyectil salió de un bunker
cercano e impactó en él saltando por los aires. El tercer tanque barrió con su
ametralladora el bunker silenciándolo. Mi compañero y yo avanzábamos de frente
subiendo por un terraplén.
-
No veo nada!!!- gritó Victor.
Hice algo muy peligroso pero útil, saqué de nuevo la cabeza
para poder ver. La playa era un caos, con un continuo caer de bombas y explosiones.
-
Hacia adelante!!! Vamos!!!- grité.
Colamos el tanque por el boccage y entre las hojas vi un
panzerfaust.
-
Derecha!!!! Derecha!!!!.
La granada pasó silbando dañándome el oido pero sin
alcanzarnos y caí dentro del tanque.
-
Yelko!!! , a las 2.
Yelko giró sus mandos y el tanque escupió un proyectil de
carga hueca y cargamos tras el disparo.
-
A toda máquina!!!
Pasamos a toda
pastilla y salimos a un claro.
Endika señaló con el dedo por la escotilla lateral.
-
Un Tiger!, un Tiger!.
Volví a asomarme y allí estaba. Quieto, frio, como seguro de
si mismo. Asier cargó un proyectil explosivo y Yelko disparó. Mi compañero y yo
abrimos fuego al unísono. Cuatro disparos y todos rebotaron en el Tiger. De
repente la torreta se movió y soltó un disparo. El tanque que venía detrás fue
fulminado.
-
Víctor, por el sendero que hay a la izquierda, a toda
velocidad.
Intentábamos flanquear al enemigo que afortunadamente
reaccionó tarde. Pudimos colocarnos a su
derecha y allí le teníamos a tiro. De nuevo Asier cargó y Yelko disparó.
-
Impacto!!! Impacto!!!
Nuestra primera presa. Estábamos solos. Seguimos el claro y
nos encontramos con una barricada en una granja. Se sorprendieron al vernos e
intentaron montar un mortero pero estaba al tanto. Cogí la ametralladora del
7,62 y disparé tres ráfagas que obligaron
a los alemanes a buscar refugio en la granja. Craso error, Yelko disparó de
nuevo el cañón y voló la granja. Continuamos avanzando. Buscaba con los
prismáticos compañeros de unidad cuando un fuerte dolor en el hombre me hizo
caer de nuevo en el tanque.
-Un francotirador!!
El hombro me dolía horrores.
-
Búscalo y acaba con él.
Víctor paró el tanque pero no lo encontrábamos. Asier
comentó:
-
Tiene que estar en un árbol.
A través de las mirillas mirábamos mientras Endika me hacía
una cura de emergencia.
- Le va a doler teniente.
- Ya me duele.
Asier vislumbró algo.
-
A las 11,
a media altura.
No nos andamos con chiquitas, lo hicimos trizas con el
cañón.
El sendero continuaba serpenteando y al girar no dimos de
bruces con un flak del 88. Nos pilló de improviso y nos machacó. Su disparo
impactó en el frontal derecho y destrozó el tanque, que chocó contra un árbol.
Entre el humo salimos y nos parapetamos tras el tanque. El flak volvió a
disparar y arrancó la torreta. Y tras ello una ametralladora. Asier y yo disponiamos
de metralletas Thompson y los demás, M1 Garand. Asomé el flequillo y tomé nota
del nido de ametralladoras. Un flak y dos ametralladoras MG 42. Víctor llamó
por radio pidiendo un avión y tuvimos suerte. Un Vickers inglés pasó a media
altura soltando dos bombas. No acertaron pero sirvieron para despistar. Salí
raudo, lancé en carrera dos granadas y me eché cuerpo tierra. Antes de caer, me
dieron dos veces en la pierna pero mis granadas causaron bajas. Endika se
levantó por un lado y disparó mientras por el otro lado salían Asier y Yelko.
Asier disparando a discreción y Yelko lanzando dos granadas. Me levanté sobre
una rodilla. El dolor era insoportable pero no había que ceder. Apunté y
disparé logrando dos bajas. De reojo vi un boche que se encaraba a mi pero cayó
bajo el fuego de Endika. Cogí mi última granada y la lancé contra el enemigo
intentando avanzar. La granada explotó y me levanté con grandes esfuerzos.
Asier y Yelko disparaban y se acercaban por la izquierda. Endika estaba herido
en el pecho. Y Víctor cargaba con su bayoneta pero recibió un disparo en el
muslo. Acabé con el que había disparado. Una explosión me aturdió y no pude
mas. Me desmayé por las heridas. Lo último que vi fue a Yelko y a Asier saltando
entre las protecciones del nido.
Me desperté mas tarde, tirado sobre la verde campiña
francesa, con la pierna y el hombro vendado y un soldado médico que me sonreía.
-
Se pondrá bien aunque la guerra ha acabado para usted.
-
Y mis hombres??
En ese momento vi a Asier y Yelko que se acercaban sonriendo.
-
Endika tiene una herida limpia en el pecho y Víctor la
rodilla destrozada, pero ambos están conscientes y se recuperarán. Hemos estado
sublimes.
-
Sublimes si- comenté mientras los efectos de la morfina
me dormían de nuevo.
Me repatriaron a Inglaterra junto a mis compañeros heridos y
por esas acciones nos condecoraron con la Medalla del Honor a la valentía.
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